Bayeta, damasco y otras telas con historia

Después de varios años de experiencia con inventarios de bienes de los siglos XVI a XVIII, he podido comprobar que un campo léxico especialmente rico y lleno de elementos desconocidos es el de los tejidos. Muchos de ellos pueden resultarnos familiares por estar en uso en la actualidad. Este es el caso de raso, lino, lana, paño, terciopelo o seda. Otros, en cambio, han caído en desuso: bayeta, beatilla, Bretaña, brin, cambray, chamelote, cristal, damasco, gurbión, lamparilla, mengala, ruán, sayal, tafetán, veintidoseno, entre otros muchos. En esta época preindustrial, las telas se confeccionaban sin ningún material sintético y con unas pocas materias primas. De la lana de oveja se fabricaban, por ejemplo, la bayeta, el sayal, el chamelote y el paño (el más famoso en el siglo XVII, el de Segovia, citado en varios inventarios de la época). Con seda, por su parte, se hacían telas más caras y refinadas, como el raso, el tafetán y el gurbión. Además, se necesitaban tejidos para la ropa blanca, es decir, aquella que no estaba teñida y era más delgada, para la ropa interior y la de hogar (sábanas, fundas de almohada, toallas, paños…). Estas telas, denominadas normalmente lienzo, se solían hacer de lino, algodón y estopa. Dependiendo de la zona, también de otras plantas más accesibles, como en la localidad madrileña de Arganda del Rey, donde se encuentra la mención frecuente de ropa blanca hecha de cáñamo (se pueden ver en CODEA 1834, 1836, 1839, 1842).

Un asunto de gran interés es el origen de los nombres de estos tejidos. Pocos sectores comerciales del Antiguo Régimen fueron tan dinámicos y tan influidos por el exterior como el de las telas, ya que abarcaba un producto sujeto a continua demanda, incluso para los más pobres, pero también dependía de modas y del incipiente sector que ahora llamamos “del lujo”. Un resultado de este movimiento fue, en primer lugar, que muchos términos fueron préstamos de otras lenguas. Este es el caso de bayeta, del francés baiette, documentada por primera vez en CORDE a mediados del s. XVI. Otro ejemplo, esta vez del italiano, es raja, del original rascia (DCECH).

Además, hay voces que se incorporan a la lengua en la Edad Media (algodón, albornoz, tafetán), siglo XV (chamelote) pero otros, progresivamente, en los siglos XVI, XVII y XVIII (anascote, bramante, burato, indiana…). Este proceso ha continuado en el XIX y el XX, cuando la irrupción de los tejidos sintéticos hizo que en español se empleara por primera vez nailon, microfibra o poliéster.

Por último, hay que decir que muchos términos se formaron con la denominación de su lugar de origen. Por ejemplo, damasco viene de la ciudad siria, donde en un principio se fabricaba. De Francia provienen varios nombres, como morlés (Morlaix, en Bretaña) y bretaña. El lienzo de Aroca o simplemente, la aroca, debe su nombre a una villa portuguesa (DLE). A veces también se cita al país de origen, como holanda para un lienzo fino muy popular. Llamativo es el nombre anascote, una tela “delgada de lana, asargada por ambos lados” o bien, “tela de seda” (DLE); proviene del francés anascot y este, a su vez, del topónimo flamenco Hondshoote (Vázquez Balonga 2015), una localidad que en la actualidad forma parte de Francia.

Aparte de las denominaciones geográficas y los préstamos, la lengua creó los términos con diferentes recursos. El adjetivo aparece en algunos, como sempiterna para una tela de lana que duraba mucho y que, según Autoridades, usaban “las mujeres pobres”. Otra manera fue con formas metonímicas y metafóricas, como herbaje / herbax para designar un tejido basto áspero y que según Autoridades “tenía alguna mezcla de hierba”.

Merece que nos detengamos en la ya citada tela llamada bayeta. En el español actual, como todos sabemos, se emplea como un sustantivo contable con el sentido de ‘paño para limpiar superficies’. El DLE lo recoge como segunda acepción, mientras que la primera, la “tela de lana, floja y poco tupida”, que se encuentra en los inventarios de los siglos XVI y XVII, ha sido poco a poco olvidada. El diccionario también muestra una locución, arrastrar bayetas, “ir a visitar al rector y colegiales” o bien “Cursar en la universidad” y “Andar en pretensiones”, en todos los casos con la etiqueta de estar en desuso. La relación con el mundo académico es por los hábitos hechos de esta tela.

Este es un pequeño resumen de un tema muy amplio, ya que fueron innumerables las novedades en el campo del tejido y muchas de estas telas – y sus nombres – se han dejado de ver. Dejaremos para otras entradas otros asuntos igualmente interesantes sobre algunos tejidos en particular, los colores y las prendas de vestir de nuestros antepasados.

Delfina Vázquez Balonga

 

Para saber más:

Se pueden consultar inventarios de bienes de los siglos XVI y XVII en el corpus CODEA <http: //www.corpuscodea.es//> y en el Corpus Léxico de Inventarios (CORLEXIN) dirigido por José Ramón Morala: <http://web.frl.es/CORLEXIN.html&gt;

Autoridades= Real Academia de la Lengua Española (1726-1739): Diccionario de Autoridades. <http://www.rae.es/recursos/diccionarios/diccionarios-anteriores-1726-1996/diccionario-de-autoridades>

CODEA= Corpus de Documentos Españoles Anteriores a 1800. <http: //www.corpuscodea.es//>

CORDE = Corpus Diacrónico del Español. <http:www.rae.es/recursos/banco-de-datos/corde//>

DLE= Diccionario de la Lengua Española <http://www.rae.es//>

DCECH = Corominas, Joan y Juan Antonio Pascual (1980): Diccionario Crítico Etimológico Castellano e Hispánico. Madrid: Gredos.

Morala, José Ramón “Léxico con denominaciones de origen en inventarios del Siglo de Oro”, en R. Rabadán, T. Guzmán y M. Fernández (eds.): Lengua, traducción, recepción. En honor de Julio César Santoyo // Language, Translation, Reception. To Honor Julio César Santoyo. Vol. I. León: Universidad de León, pp. 385-417.

 

Sánchez Orense, Marta (2010): “Los nombres de las telas en el siglo XVI”, en M.T. Encina Manterola et al., Ars Longa. Diez años de AJIHLE (Asociación de Jóvenes Investigadores de Historiografía e Historia de la Lengua Española). Buenos Aires: Voces del Sur, pp. 415-429.

Vázquez Balonga, Delfina (2014): “La formación de los nombres de los tejidos en la documentación de Arganda del Rey (Madrid): metáfora y topónimo”, en Dándole cuerda al reloj. Ampliando perspectivas en lingüística histórica de la lengua española. Valencia, Tirant Lo Blanch, pp. 591-607.

Vázquez Balonga, Delfina (2015): Léxico en la documentación de Toledo y Madrid en los siglos XVI y XVII. Tesis doctoral. Universidad de Alcalá.

 

 

 

 

3 comentarios sobre “Bayeta, damasco y otras telas con historia

  1. gracias por la interesante información; yo tb.he revisado decenas de inventarios en el siglo 18 en Chile , encontrándome con esos términos y otros , v.gr.: un faldellín de sarga ; un jubón blanco de Bretaña; fustán ; medias de seda, tanto nuevas como traídas ( de aquí procederá «raídas»?); un rebozo de bayeta de Castilla nuevo ; mangas de Cambray ; sábanas de «Ruán» ; etc.;corresponden a la dote de una antepasada .Saludos

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    1. ¡Hola, Ricardo! Muchas gracias por tu mensaje. Los inventarios son interesantísimos, qué suerte tienes de disponer de uno de tu familia. La palabra «traído» era muy usual, también «andado» (para el significado de gastado, raído). Sin embargo, según el Diccionario de la Lengua Española, raído viene de raer. Varias palabras para esas ropas que duraban años y años y se iban desgastando poco a poco…
      ¡Saludos!

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