Es bastante conocida la anécdota (si se puede llamar así) del hundimiento de la escuela de Ohanes. Según documentación conservada en un libro de apeos en el Archivo Municipal de Ohanes, de 1734 a 1740 se produjo un intercambio de cartas entre el maestro de primeras letras y el alcalde del municipio en torno a una viga que sostenía la techumbre de la escuela, que según el maestro hacía peligrar las vidas de maestro y discípulos y según el alcalde, apoyado por un informe de dos peritos albañiles, no representaba peligro alguno.
Estas cartas e informe, además de un informe del escribano y otro (este tras la caída de la techumbre) del cronista del pueblo, según las publicaciones que reproducen esta historia y los documentos, estaba contenida en un libro de apeos hoy desaparecido. ¿Cómo se ha conservado entonces el texto? Pues porque dos maestros de Ohanes, José Carretero y José Miralles, lo publicaron en 1939 en la revista Aleteos, de Almería. Según también indican la mayoría de las publicaciones, no se conservan ejemplares de esta revista, que se conoce por un “libro” mecanografiado (por tanto de un solo ejemplar), al parecer con una selección de textos sobre Ohanes, que los autores del artículo regalaron a Juan Torres, antiguo alcalde de Ohanes, hoy (o al menos en 2000) conservado por su hijo, profesor en Almería. Si se conoce la historia es porque los documentos transcritos fueron publicados posteriormente en el Boletín del Ilustre Colegio de Arquitectos de Granada, y luego en la revista granadina Plaza nueva en 1998. López Domech (2000) indica que pudo contactar con la sobrina de uno de los autores, que le aseguró que su tío “le garantizó que él mismo había hecho las copias de este libro de apeos hoy desaparecido para confeccionar el número de Aleteos y después el volumen de homenaje al alcalde Torres”.
A pesar de la mala suerte de que se haya perdido el libro de apeos, parece que podría tratarse de una documentación más o menos fiable. Fiable la consideran la mayoría de las publicaciones (en general entradas de blog) que compruebo que la citan o reproducen. Sin embargo, yo no creo que podamos confiar en que estos documentos sean transcripción de documentos reales. Por tanto, considero que su valor para probar cualquier cosa es nulo.
¿Por qué creo que no se trata de documentos reales transcritos de manera fiable?
Porque no podemos comprobar que es así: la pérdida (si ha existido) de este libro de apeos es tanto más grave cuantas más dudas surgen de que la documentación existió realmente en la forma en que se presenta. Y surgen muchas.
Por la forma lingüística de los documentos: numerosísimos elementos de estas presuntas cartas e informes (que recojo abajo como aparecen en distintas publicaciones) son lingüísticamente muy diferentes de lo que se podría esperar de la lengua escrita del siglo XVIII. López Domech (2000) reconoce que “[p]robablemente el español en que se reproducen estos documentos es demasiado actual”, pero concede que “quizás eso se deba a alguna licencia de copia que los señores Carretero y Miralles se permitieron para su mejor entendimiento”. Sin embargo, elementos como “espero de su amabilidad”, “dando un paseíto”, “no creo yo que se atreva usted a tocar los quinientos reales” (por parte del maestro); “no dar golpe”, “el tío Sarmiento” (por parte del alcalde), “puesta la mano en el corazón” (por parte de los peritos), entre otros, son difícilmente imaginables en un texto del XVIII. Por ejemplo, “no dar golpe” presenta en el corpus CORDE como primer ejemplo claro un texto de Ángel Ganivet de 1898, y entra en el DRAE por primera vez en la edición de 1970.
Además, en los documentos de los peritos albañiles y del alcalde coinciden términos cultos y vulgares, como curtura, hablao, sa caído frente a obstante, pretextos (en el texto del alcalde) y deos frente a por ejemplo circunscribe en el texto de los albañiles.
Por los nombres de los protagonistas:
El maestro se llama Zenón o Menón Garrido (según las versiones que se encuentran en internet), nombres clásicos y un apellido “positivo” (DLE: “Dicho de una persona: Gallarda o robusta”). El alcalde, Bartolomé Zancajo, con un apellido que desde antiguo suena a vulgar. Así encontramos en un texto de 1895 “leemos a cada página zancajo, pingajo, cuajo, renacuajo. Paréceme trivial y propio de un naturalismo de camilla”, o en uno de 1844, de Braulio Foz,
– Vaya con Dios la ella, piltrafa pringada, zurrapa, vomitada, albarda arrastrada, tía cortona, tía cachinga, tía juruga, tía chamusca, pingajo, estropajo, zarandajo, trapajo, ranacuajo, zancajo, espantajo, escobajo, escarabajo, gargajo, mocajo, piel de zorra, fuina, cagachurre, mocarra, ¡pum, pum!, callosa, cazcarrosa, chinchosa, mocosa, legañosa, estoposa, mohosa, sebosa, muermosa, asquerosa, ojisucia, podrida, culiparda, hedionda, picuda, getuda, greñuda, juanetuda, patuda, hocicuda, lanuda, zancuda, diabla, pincha tripas, fogón apagado, caldero abollado, to-to-to-o-ttorrrrr… culona, cagona, zullona, moscona, trotona, ratona, chochona, garrullona, sopona, tostona, chanflona, gata chamuscada, perra parida, morcón reventado, trasgo del barrio, tarasca, estafermo, pendón de Zugarramurdi, chirigaita, ladilla, berruga, caparra, sapo revolcado, jimia escaldada, cantonera, mochilera, cerrera, capagallos… Y cesó tan alto y perenne temporal de vituperios
En la novela Fray Gerundio de Campazas, el padre del protagonista dice que
si Gerundico había tenido fortuna en topar con el cojo de Villaornate, más enfortunado había sido entoadía en dar con un maestro como el dómine con quien le dejaba, porque era un latino de todos los diantres y que todos los teatinos de Villagarcía juntos no llegaban al zancajo de su sabiduría.
El escribano se llama Celedonio González García de García González (en algunas versiones del texto), o simplemente Celedonio González García. Pero parece que la escribanía de Ohanes estaba ocupada en estos años por Mateo Martínez de Araque López, casado en 1727 con su prima Sebastiana Sánchez Martínez de Araque, pues esta manifiesta en 1739 que llevó en dote un oficio de escribano, pero que al morir su marido nombró a don Diego Sánchez, vecino de Ohanes (documento del Archivo Provincial de Almería, P. 1768) (Villoria, 2015, p. 9). Antes y después, habían sido y fueron escribanos otros miembros de la familia Araque, como era frecuente que se hiciese (por ejemplo en Alcalá de Henares, varios antepasados de Manuel Azaña ocuparon el puesto de escribanos municipales en los siglos XVIII y XIX).
Por el contenido de los textos:
El alcalde explica al maestro que nada importa a las gentes del pueblo “dónde está Marte ni las vueltas que da la luna, ni que cuatro por seis son veintisiete, ni que Miguel de Cervantes descubrió las Américas”. En el siglo XVIII, lo que se enseñaba en las escuelas de primeras letras era leer, escribir, las operaciones matemáticas básicas y la doctrina cristiana. Los niños permanecían en la escuela de primeras letras, por lo general, tres años.
Los albañiles hablan del “sitio denominado u llamado, dicho sea con perdón, la escuela” y que la viga “tiene que crujir antes de pegar el golpazo dando tiempo a que se salven por lo menos siete u ocho”. Era usual pedir perdón por aludir a algunos animales, especialmente el cerdo, o a refranes o frases “vulgares”. ¿Por qué se haría con la escuela? No resulta creíble.
El escribano, en su informe sobre el estado de la viga, propone como posibilidad que esta mate al maestro “en cuyo caso esta digna corporación se ahorraría los quinientos reales que le paga”, que mate a los niños “en cuyo caso sobraba el maestro”, o que mate a los niños y al maestro “ocurriendo en este caso, como suele decirse, que se mataban dos pájaros de un tiro”. El cronista de la villa de Ohanes habla de los “inmolados en aras de la cultura”. Igualmente: ¿es creíble que un escribano ponga en un documento oficial que si mueren los niños del pueblo y el maestro “se mataban dos pájaros de un tiro”? A mí no me lo parece.
Por la publicación donde apareció la historia:
La Revista Aleteos, en la que según quienes hablan de este presunto suceso se publicó por primera vez esta historia, parece haber existido, aunque es muy difícil encontrar menciones aparte de las que se refieren al suceso de la escuela de Ohanes. En un artículo sobre Diego Martínez de Araque, nacido en Ohanes (Villoria, 2015, p. 36), se lee: “en 1944, una publicación del municipio [Ohanes] editó una pequeña historia de Diego Martínez de Araque, llena de inexactitudes y alguna que otra fantasía, que afirmaba ser virrey de México” (y en nota: Revista Aleteos, 3 (Ohanes, 1944).[2] Esto a pesar de que en las publicaciones que hablan de la revista se dice que es “de Almería”. Pero bueno, volvamos a lo que publicó la revista en 1944: “una pequeña historia de Diego Martínez de Araque, llena de inexactitudes y alguna que otra fantasía”. Es decir, se trata de una revista que ha publicado, según afirma Carlos Villoria Prieto, un autor con más de 30 publicaciones especializadas, un texto lleno de inexactitudes sobre un hijo del municipio que vivió en el siglo XVIII. Por tanto, parece que esta revista no era cuidadosa con la calidad o el valor de verdad de los textos que publicaba, como otras tantas, por otra parte. ¿Fue la historia de la escuela de Ohanes y su viga una de estas historias al menos no completamente basadas en hechos reales y comprobados? Creo que sí.
¿Qué creo que es esta historia?
Creo que es una historia inventada que puede haberse basado en algún documento de queja realmente enviado por el maestro del pueblo sobre las condiciones de la escuela, que puede ser del momento que se aduce o de cualquier otro, por ejemplo del siglo XIX.
Creo que está arreglada para mostrar, no sé si con el ánimo de ser creída, las malas condiciones de las escuelas, el desprecio por el conocimiento de las autoridades y la suficiencia y mala educación del alcalde. No hay duda de que los alcaldes rurales de esta época tenían una mala formación. Muchos no sabían escribir, incluso en el siglo XIX. Sin embargo, el texto está escrito para resaltar estas carencias, dando respuestas equivocadas a todas las presuntas cuestiones que se estudiaban en la escuela (sobre el descubrimiento de América, la tabla del 4 o los movimientos de la luna) y mofándose de su pronunciación de palabras como curtura, hablao o sa caído.
Parece uno más de los muchos textos escritos en los siglos XIX y XX que se burlaban de personas con poca formación, como mostré hace unas semanas en este artículo de Rinconete.
¿Y cómo era la escuela en esta época?
No hace falta recurrir a este tipo de testimonios para conocer las (con frecuencia muy malas) condiciones en que se desarrollaba la labor docente en siglos pasados. En los archivos municipales, sobre todo, hay documentación abundantísima de los siglos XVIII y XIX, en fondos o carpetas sobre “Escuelas”.
Por ejemplo en este documento de 1792 del Archivo Municipal de Guadalajara, un maestro de Guadalajara se queja del estado del tejado de la escuela (no consta en la documentación que hubiese más quejas o que el tejado cayese):
Fernando Garcia Riaño, Maestro de primeras letras de esta Ciudad, dice: que la armadura del tejado dela escuela, esta amenazando arruina, y apeligro de coger debaxo al M<aes>tro, y Discípulos; la que esta inavitable por la mucha agua que cae dentro de ella, por lo que: Suplica á V<uestra> S<eñoría> Y<lustrísima> se digne de embiar un M<aes>tro {9} de Obras, para que la reconozca: Fabor que espera de la grande vondad de V<uestra> S<eñoría> Y<lustrísima>. Guadalaxara y Octt<ubre> 27. de 1792./ Fernando Garcia
En estos dos documentos de 1836 y 1838, también conservados en el Archivo Municipal de Guadalajara, el maestro Justo Herranz y Quirós pide, con tono angustiadísimo, que se le pague el sueldo que se le adeuda:
Yllmo. Señor. El Profesor de primera educacion titular de V.S.Y. con todo acatamiento dice: Se halla enteramte. aburrido, pereciendo, sin tener qe. comer, rodeado de trampas, haciendo bastardias pa. poder mal pasar (impropias en su caracter) y apurado hoy pr. ochocientos reales de alquileres de la casa qe. habita, y una de sus muchas deudas, qe. pr. no molestar la atencion de V.S.Y. no es mas difuso en manifestar su deplorable estado de no poder hacerse nada de ropa pa. este Yvierno; y las causas son, el estarsele debiendo de sus sueldos alimenticios la escandalosa cantidad de 23,573 r. fin del corriente; y pr. lo qe. A V.S.Y. Suplica se sirva mirarle con ojos debenignidad, (atendiendo à la Justicia qe. le asiste) y librarle aquella, qe. juzgue conveniente à aliviarle en parte de sus muchos y publicos apuros. Dios gue. à V.S.Y. ms. as. Guadalajara y Octubre 14 de 1836= Yllmo. Señor. Justo Herranz y Quirós.
Debajo, está anotada la decisión del Ayuntamiento, de 22 de octubre de 1836 de darle una pequeña parte de lo mucho que se le debía:
Dénsele á cuenta mil rs. von. [firmado: Renteria]
Dos años después, encontramos a este maestro angustiado, aún, por el sueldo que le faltaba:
Yllmo. Señor. El profesor de 1a. educacion de V.S.Y. con todo acatamiento dice: Es tan grande el apuro en qe. hoy se encuentra, qe. ademas de lo aburrido y empeñado, no tiene pa. el preciso sustento, y ojalá fuera engaño! estandosele debiendo tantos miles; pr. lo qe. siendo solo V.S.Y. quien puede remediarle= Suplica encarecidamente se sirva mirarle con benignidad, y socorrerle; pues sin duda alguna, y sin ecsageracion perece: asi lo espera del magnanimo corazon de V.S.Y. Guadalaja. 23 de Junio de 1838. Yllmo. Señor. Justo Herranz y Quirós.
Años después, su viuda seguía reclamando la deuda al Ayuntamiento.
La situación no era diferente en otras zonas. Hemos publicado en el blog dos entradas, una sobre la vida de maestros en los siglos XVIII y XIX y otra sobre la de maestras en el siglo XIX, que muestran con más detalle las terribles condiciones de docentes y escuelas. Pero para mostrarlas se debe recurrir a documentos reales y a hechos comprobables.
Belén Almeida
Imagen: Tama66, Pixabay.
Cómo citar esta entrada:
Almeida, Belén (2019): “¿Fake news sobre maestros del pasado?: el hundimiento de la escuela de Ohanes”, TextoR. Blog del Grupo de Investigación Textos para la Historia del Español (GITHE). Recuperado de: https://textorblog.wordpress.com/2019/05/05/fake-news-sobre-maestros-del-pasado-el-hundimiento-de-la-escuela-de-ohanes/.
Para saber más:
Carlos Villoria Prieto (2015), Un alpujarreño en la regencia de Manila: Diego Martínez de Araque (Ohanes, 1736-Granada, 1786), Farua: revista del Centro Virgitano de Estudios Históricos, 18, 2015, págs. 53-88.
Ramón López Domech (2000), La viga de Ohanes: algo más que un conflicto escolar en el siglo XVIII, Revista Complutense de Educación, 2000, 11, 153-173.
CORDE: REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es> [Fecha de la consulta]
La historia puede leerse en:
Serón de Nágima. Memorias de un pueblo soriano:
https://books.google.es/books?id=_OHgCwAAQBAJ&pg=PA58&lpg=PA58&dq=%22joseph+sancho+meng%C3%ADbar%22&source=bl&ots=JBFp16WI1G&sig=ACfU3U3A7imlhjYHkP-aMcVT3JQ9zkeOWg&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwi7hc_1ov3hAhWGnhQKHYuLCKsQ6AEwBXoECAgQAQ#v=onepage&q=%22joseph%20sancho%20meng%C3%ADbar%22&f=false
https://minombre.es/rafaleon/blog/hundimiento-de-la-escuela-de-ohanes
http://www.elpimo.es/Pueblos%20de%20La%20Alpujarra/Expediente%20de%201734%20sobre%20la%20escuela%20de%20Ohanes%20de%20las%20Alpuxarras.pdf
http://www.juntadeandalucia.es/educacion/vscripts/wginer/w/rec/3101.pdf
http://www.juntadeandalucia.es/cultura/archivos/DetalleArchivoPdf?d=pdf&id=2413
http://puertoreal.cnt.es/denuncias-sociales/2783-la-viga-de-la-escuela-el-maestro-los-peritos-y-el-alcalde.html
http://www.al-andalus.info/Historias%20y%20leyendas/La%20dichosa%20viga%20de%20Ohanes.htm
https://julianbuey.wordpress.com/2010/03/25/la-viga-el-maestro-y-el-alcalde-del-blog-de-jose-luis-lopez-bulla/
http://www3.uah.es/vivatacademia/anteriores/veintiseis/buzonlector.htm
https://paraprofesdeconomia.com/2012/05/31/el-hundimiento-de-la-escuela-publica-una-leccion-de-historia/
http://www.radioadaja.es/noticias/2019-01-28/la-alhondiga-dedica-una-tertulia-a-la-viga-de-ohanes
http://jordimarrot.blogspot.com/2012/05/la-leccion-que-nos-da-el-hundimiento-de.html
http://indaloxes.blogspot.com/2011/
http://www.se16.info/hgb/ohanes.htm