Personajes: Pedro Genzor y Martín de Aínsa

Muchas veces, la búsqueda de documentos útiles para estudiar la historia de la lengua nos lleva a conocer pequeñas historias que van más allá de lo lingüístico y nos llevan a conocer a personas desconocidas pero sorprendentes. Ya hablamos en otro post y este otro en inglés de Francisca de Pedraza, la alcalaína del siglo XVII que gracias a la publicación del libro de Ignacio Ruiz y Fernando Bermejo salió de la oscuridad y ahora ha dado nombre a un premio a quienes luchan contra la violencia de género. Desde el proyecto de investigación ALDICAM-CM, coordinado desde la Universidad de Alcalá y con varios miembros del grupo GITHE, estamos recopilando documentos de instituciones benéficas.  Estos textos tienen la particularidad de mostrar una amplia variedad de manos: desde los más pobres que solicitan una ayuda hasta nobles que dirigen labores caritativas, pasando por médicos o sacerdotes encargados del cuidado de los necesitados.

En el siglo XVIII, la Real Hermandad del Refugio, activa desde 1615, se encargaba de la difícil tarea de trasladar enfermos mentales, llamados de manera general “dementes”, al hospital de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza. Este centro asistencial acogía enfermos pobres de toda condición, así como niños abandonados; sin embargo, era conocido en toda España por su especialidad en las enfermedades psiquiátricas, de las que por entonces poco se sabía. Resulta llamativo que en Madrid abundaran los centros hospitalarios y benéficos por su gran cantidad de población, pero no que no hubiera ninguna casa dedicada a estos “dementes”. Por ello, debían ser llevados hasta Zaragoza en un viaje agotador del que se solía encargar un arriero contratado por la hermandad. Se puede leer sobre estos viajes y sus documentos en el blog del proyecto, pinchando aquí: http://aldicam.blogspot.com.es/p/blog-page_16.html.

Una de las mejores muestras de cómo eran estos viajes se puede encontrar en una carta transcrita y editada por GITHE (CODEA 2291) y conservada en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid. En 1791, la hermandad recibió una carta desde el hospital de Zaragoza. Va firmada por Martín de Aínsa y Pedro Genzor, “doctor médico y maestro cirujano”. En ella, los dos protestan por el estado en el que llegan los enfermos. Señalan que son atados a las caballerías con lo que consideran “tanta impiedad”, que llegan a su destino con múltiples magulladuras, además de “ningún cuidado en que se exoneren con las evacuaciones naturales”. Al parecer, muchos de ellos habían fallecido al poco de llegar. Los médicos no dudan en señalar al culpable: Perales, el “cosario” o arriero que conducía a los dementes y que, según indican, los trata “con impaciencia”. Para dejar más claro el maltrato que sufren estos, mencionan cuatro ejemplos de fallecidos a consecuencia del traslado. El informe es impresionante: a las heridas y contusiones por los golpes recibidos y las ataduras a la caballería se unen las gangrenas y escoriaciones por sus propios excrementos. Tampoco recibían bebida suficiente, de ahí su debilidad física. No olvidemos que el viaje duraba una semana. De uno de los enfermos, Camilo Martínez, se señala que no había bebido agua en todo el camino y que, al llegar al hospital “no podía saciarse”.

En el nivel lingüístico, los médicos presentan un amplio vocabulario especializado: gangrena, equimosis, escoriaciones, contusiones, cóccix, entre otros. En particular, hay que llamar la atención sobre equimosis, helenismo que denomina lo siguiente: “Mancha lívida, negruzca o amarillenta, de la piel o de los órganos internos, que resulta de la sufusión de la sangre a consecuencia de un golpe, de una fuerte ligadura o de otras causas” (DLE). La primera documentación del término se ve en la base de datos CORDE en 1710, en un documento escrito en Argentina.

Como se puede ver, el trato digno a los enfermos mentales ha sido hasta hace bien poco una asignatura pendiente en la medicina. Sin embargo, en estos médicos de Zaragoza se observa una mentalidad diferente a la de sus antecesores, influida sin duda por el espíritu de la Ilustración y la firme idea de compasión hacia la enfermedad presente en la beneficencia española de la época. Un ejemplo de esta mayor preocupación hacia los más vulnerables es que en 1790 se hace la primera encuesta general sobre las casas de expósitos, después de las quejas de varios ilustrados acerca de la mala situación de los niños internos (Del Prado Galán 2007). La carta de Genzor y Aínsa debió producir impacto en la hermandad, ya que, en documentos posteriores, nos llegan noticias de un presbítero llamado Mariano Rubio, que viaja hasta Nuestra Señora de Gracia con los enfermos para relatar a la hermandad cómo se produce el traslado, e insiste, precisamente, en el trato recibido por parte de los arrieros.  Esta leve mejora se hizo, lo más seguro, gracias a unos médicos cuya conciencia les dictó hacer algo más que lo que solo “tenían que hacer” por esos infelices “dementes” cuando cruzaban la puerta de entrada del hospital de Zaragoza.

Delfina Vázquez Balonga

 

Para saber más:

ALDICAM = Atlas Lingüístico Diacrónico e Interactivo de la Comunidad de Madrid. < http://aldicam.blogspot.com.es/>

CODEA = Corpus de Documentos Españoles Anteriores a 1800. <http://www.corpuscodea.es/&gt;

CORDE = Real Academia de la Lengua Española: Corpus Diacrónico del Español. Disponible en <http://corpus.rae.es/cordenet.html&gt;

DE LA FUENTE GALÁN, María del Prado (1997): “La situación de las inclusas en el siglo XVIII. La encuesta de 1790”, Chronica Nova, 24, 1997, 61-78.

DLE = Diccionario de la Lengua Española. Disponible en <http: http://www.rae.es&gt;

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