Acto para todos los públicos: ¡qué duro es aprender a representar gráficamente algunas consonantes implosivas!

Una consonante implosiva es aquella que se encuentra en una sílaba tras la vocal. Es decir, una consonante final de sílaba. En español, desde hace siglos las consonantes finales de sílaba cuestan a los hablantes. Unas pocas consonantes (como s, n, d, z, r) funcionan bien a final de sílaba y son muy frecuentes: comes, mesas, comen, pan, ciudad, pez, mar, ser. Con estas, los hablantes no suelen tener problemas de pronunciación ni de escritura (salvo en variedades dialectales en que se debilitan, aspiran o asimilan, y donde algunos hablantes con poca experiencia en la escritura tienden a escribir del modo que pronuncian).

Pero otras muchas consonantes no pueden ir a fin de sílaba: ñ, ll, y consonante, ch… Y otras pueden ir, pero no son muy muy frecuentes: m, p, t, b, c… Y sobre todo, estas consonantes se dan en palabras más bien cultas, en palabras que el español ha tomado casi tal cual del latín o del griego: septiembre, acto, hipnosis, absoluto, secta, benigno, Ignacio… centenares de palabras que, si pensamos un poco en ello, nos daremos cuenta de que son pronunciadas de modo muy diverso por los hablantes. Con la mano en el corazón: ¿quién no se ha reído alguna vez de alguien que dice seso en lugar de sexo o tasi por taxi? Pero hay más: todos tenemos conocidos que dicen acsoluto o adsoluto; la pronunciación eccétera es estándar. Escuchando a niños que practican las nuevas palabras que están aprendiendo, podrás oír por ejemplo hicnosis, acuedupto o insepto, entre otras perlas que por lo menos a mí me hacen con frecuencia reflexionar y ver la lengua con nuevos ojos.

Pero esto de que las personas cultas pronuncien con tanto esmero estas consonantes finales de sílaba no ha sido siempre así. Y es que, por mucho que la grafía de las ediciones actuales, y la grafía original en muchos casos, escribiera secta y signo, si Lope de Vega los hizo rimar en consonante con meta y divino parece claro cómo los pronunciaba Lope, un madrileño culto a caballo entre los siglos XVI y XVII. Y si los jesuitas crearon a la muerte de Ignacio de Loyola el calambur «Murio Y gnacio» (murió Ignacio + murió y nació), eso dice mucho sobre la pronunciación habitual del nombre en ese momento: Inacio, sin pronunciar la -g final de sílaba (como actualmente en portugués).

Aún en el siglo XVIII, en el Prólogo del Diccionario de Autoridades (el primero que elaboró la Real Academia de la Lengua, publicado entre 1726 y 1729), se lee sobre esto que «Aun entre los mas preciados de verdaderos y legítimos Castellanos tampoco hai igualdád en el modo de pronunciar, porque lo que unos profieren con toda expressión, diciendo Acepto, Lección, Lectór, Doctrina, Propriedád, Satisfacción, Doctór: otros pronúncian con blandúra, y dicen Aceto, Leción, Letór, Dotrina, Propiedád,  Satisfación, Dotór». Esto causa que en la «concurréncia de diversas consonantes que se hallan juntas entre dos vocáles», «ha havido, y hai variedád en lo escrito, por la diferéncia que se experimenta en el modo de proferir las palabras.»

Aunque con el tiempo los hablantes se han ido acostumbrando a pronunciar estas consonantes, algunos hablantes con menos formación y menos acostumbrados a escribir han seguido y siguen cometiendo errores en estos contextos: escribir <g> por <c> o <c> por <g>, <b> por <p> o <p> por <b> (en el fondo suenan igual, pero un hablante culto sabe que no se escribe «benicno» ni «obtando»), omitir estas consonantes (osequio, istante, susistencia, se dinen por se dignen, uste por usted) o sustituirlas por otras que marcan una pronunciación diferente de la propia de las personas con mejor formación: virtuz, octenia, adtualidad, se didne, Sectiembre o reptitud.

dicnosvecinos

(Todas estas palabras están tomadas de documentos del siglo XIX conservados en los archivos municipales de Alcalá de Henares y Guadalajara y escritos por personas con un nivel medio de habilidad como escritores, por ejemplo aspirantes a serenos o alguaciles, trabajadores municipales como serenos o guardas, o personas que escribían por otras, muchas veces analfabetas, para solicitar algo al ayuntamiento.)

La imagen inicial de esta entrada, por cierto, es de una atracción de feria que pasó por Alcalá de Henares en agosto de 2016 y captó mi atención…

¿Ves con frecuencia, en escritos de otras personas, este tipo de grafías?

Belén Almeida

 

Para saber más:

https://www.academia.edu/26747527/Escribir_lo_dicho._Reflejos_de_la_lengua_hablada_y_de_los_intercambios_comunicativos_en_un_corpus_documental_del_siglo_XIX

https://www.academia.edu/12356950/Scriptores_con_bajo_y_medio_nivel_socioeducacional_en_documentos_del_siglo_XIX_del_Archivo_Municipal_de_Alcal%C3%A1_de_Henares_acercamiento_a_sus_usos_gr%C3%A1ficos

 

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De la foto: Belén Almeida

 

 

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