Galdós y la sociolingüística

Mucho se ha escrito sobre la importancia de las novelas de Benito Pérez Galdós (1843-1920) para reflejar la sociedad su época. En especial, brilla el retrato de Madrid: desde los más necesitados que vagaban por la ciudad en busca de una limosna hasta los burgueses enriquecidos  que habitaban en el centro y Chamberí, madrileños de todos los estamentos se pasean por la prosa de este escritor. Y como no podía ser de otra manera, estos personajes se caracterizan por su lengua, que en este autor sorprende por su realismo, hasta el punto de reflejar muletillas y expresiones propias de una sola persona. También podemos citar algunos documentos de archivo estudiados por el grupo GITHE que muestran usos de la lengua que aparecen en las obras de Galdós puestos en boca de sus personajes, pero en muy pocos escritores más o incluso en ninguno. Con esto tenemos una prueba de que estas expresiones estaban en uso en el español coloquial de la época, en especial del madrileño, y comprobamos que Galdós tenía el oído muy fino.

Un ejemplo es la forma vulgar de Jacometrenzo en vez de Jacometrezo, nombre oficial de una calle del centro de Madrid que fue bautizada así en honor al escultor italiano Jácome (o Giacomo) da Trezzo. En una carta del fondo de la Hermandad el Refugio, escrita en 1777 en Madrid y transcrita para el proyecto ALDICAM, se cita a un hombre que vive en “la calle de Jacometrenzo”. Esta solución popular que se observa también en Fortunata y Jacinta, cuando Maxi Rubín corrige la manera de hablar de la protagonista, diciendo “No se dice Jacometrenzo”.

Precisamente en este pasaje se cita que Fortunata “se comía muchas sílabas” al hablar, y gracias a la documentación de Madrid del siglo XVIII se puede encontrar este fenómeno también en la escritura, siempre en documentos hechos de manos poco habituadas a la escritura. Esto se puede ver en las notas de abandono de niños, conservadas en la citada Hermandad del Refugio de Madrid, con casos como clusa en vez de Inclusa y Sidro y no Isidro. La omisión de elementos es frecuente en este tipo de escribientes incluso en la actualidad.

Tampoco podía la tierna Fortunata repetir palabras como fragmento o magnífico, seguramente por la tendencia popular a omitir las consonantes implosivas, es decir, finales de sílaba (especialmente las menos frecuentes, como -p, -c, -b, -g… Hablamos de esto en este post). De ahí que en numerosos documentos del siglo XVIII y XIX, cuando ya la Academia había impuesto su uso, se vea reflejada la forma simplificada en muchos documentos, como una carta escrita por un padre de familia de 1811 que solicita que la Hermandad pueda “amitir” a su hijo pequeño.

Y vamos de Madrid a otra localidad cercana, Alcalá de Henares, para encontrar un ámbito más rural que nos describen bien los documentos del Archivo municipal. En 1825, un abogado realiza un escrito para defender a un tal Terreros, propietario de ovejas falsamente acusado de haber causado daño en un sembrado. Si sus ovejas han causado este daño, el propietario tendrá que pagar los destrozos. En el escrito, se intenta probar, relatando los acontecimientos, que el verdadero culpable es el pastor llamado Joso (o sus ovejas, vamos). El texto, que es bastante farragoso, ilustra con detalle lo que dicen del incidente diferentes testigos. Lo que nos interesa ahora es el discurso directo en una intervención del acusado Terreros cuando ve aparecer a los hijos de Joso:

acertando á pasar por alli, en aquel entonces, sin duda por particular providencia de Dios, dos hijos del Jóso dañador, con el Ganado de su Padre; el uno de once años, y el otro de trece, poco mas ó menos, [Terreros] se encaró á ellos y pralmte. al mas pequeño, que hiva detras; estando aquel montado en su Borrica, y les dijo en àlta vóz ?Cómo, y por qué haveis hecho este daño picarones¿ mas ellos callaron y amorraron pero terreros entonces, lléno de ira é indignacion, tambien les dijo àlos chicos; Ájo, aunque os fuisteis uyendo al Puente de Torote, y estubisteis alli dos dias haciendo la retirona, y los disimulados, no os ha de valer, que haveis de pagar (ajo) Denúncia, y daño: Este es el hecho cierto, y justificable [Alcalá 1825, AMAH 1137/1]

Es una joya la intervención del acusado cuando ve aparecer a los hijos de Joso, que hemos destacado en el texto. Nos lo podemos imaginar gritándoles «picarones» (o incluso otras cosas), mientras ellos callaban y amorraban, y echándoles en cara haber hecho «la retirona», todo aderezado con liberales cantidades de la interjección de enfado «Ajo». Independientemente de que se reproduzca aquí lo que dijo Terreros exactamente como fue pronunciado, este segmento parece acercarse a la lengua hablada coloquial, con esas expresiones como «picarones», «callar y amorrar», «hacer la retirona» o «ajo».

Consultas en el corpus CORDE de la RAE arrojan que la interjección «ajo» solo se encuentra en obras de Galdós («repitiendo las maldiciones y amenazas con que desfogaba su ira. «¡Ajo, dar mi hija a un coplero!… ¡Ajo, maldito sea el instante en que los ojos de ese bigardo miraron a mi niña!»!) y en unas Escenas cántabras (1928) de Hermilio Alcalde del Río. (Aunque hay que decir que «callar y amorrar» se encuentra solamente en el Estebanillo González y en La niñería de Ramón de la Cruz; «hacer la retirona», solo en Ramón de la Cruz (Los picos de oro), a quien está visto que tendremos también que dedicar un post).

Como se puede ver, Galdós fue un fino observador de su entorno que retrató con maestría el uso de la lengua, marca diferenciadora de clases sociales y también elemento personal. Este es nuestro breve homenaje a este transcriptor de las palabras de los españoles entre los siglos XIX y XX.

Belén Almeida Cabrejas y Delfina Vázquez Balonga

 

Para saber más:

ALDICAM: http://aldicam.blogspot.com.es/

CORDE: Real Academia Española, Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es&gt;

Benito Pérez Galdós [(1885-1887) 1993]: Fortunata y Jacinta. Edición de Domingo Ynduráin. Madrid: Turner.

Almeida Cabrejas, Belén (2016), «Escribir lo dicho. Reflejos de la lengua hablada y de los intercambios comunicativos en un corpus documental del siglo XIX», Boletín de literatura oral, 6, 57-75.
http://revistaselectronicas.ujaen.es/index.php/blo/article/view/2902

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