Libros para niñas en el siglo XIX: matemáticas y urbanidad

En las escuelas del siglo XIX, se trabajaba con libros de texto de las diversas materias, como vimos ya hace algún tiempo en otra entrada. Las escuelas estaban separadas por sexo: los niños iban a escuelas primarias donde estudiaban con maestros y las niñas a escuelas donde las clases eran impartidas por maestras, como ya comentamos en entradas anteriores como esta, esta y esta.

Si analizamos los libros publicados (lo que se puede hacer en el catálogo de la BNE, donde se conservan muchos) y los libros que tenían las escuelas (que se conocen mediante los inventarios de materiales de las escuelas y los albaranes de compras a librerías, documentos que se conservan en los archivos municipales), comprobaremos que existían tanto libros destinados a niños y niñas como solo a niños y solo a niñas.

Por ejemplo, libros de historia sagrada y de religión como el Catecismo de Ripalda o la Biblia de los niños se encuentran en los inventarios de las escuelas de niñas de Alcalá y Guadalajara que hemos analizado, así como muchos libros de lectura como Páginas de la infancia, Luz de la infancia o Parnaso de los niños. En la Biblioteca Digital Hispánica se encuentran también muchos títulos que, sin duda para mayor claridad sobre el público destinatario, presentan la doble fórmula “niños y niñas”, como Auras de otoño: cuentos para niños y niñas (Julia de Asensi, 1897), La aurora del pensamiento: lectura educativa para niños y niñas (Prudencio Solís y Miguel, entre 1881 y 1890) o Breve compendio de aritmética para niños y niñas (Encarnación Martínez, 1887). Pero igualmente había un gran número de libros de texto solamente para niñas, el tema al que dedicaremos esta entrada y otras más en una pequeña serie.

La Biblioteca Digital Hispánica, en la página de la Biblioteca Nacional de España, incluye una gran cantidad de libros que se pueden consultar de manera digital, por lo que es una magnífica herramienta para disfrutar y aprender de obras a las que, de otra manera, sería muy difícil acceder. Entre los libros que podemos leer en la BDH, hay muchos libros de texto para niñas, que hemos identificado mediante la búsqueda “niñas” en el catálogo de la BDH. En cada libro citado a continuación, proporcionamos el enlace que lleva a esta obra en la BDH.

Se encuentran, dedicados exclusivamente a niñas, libros de diferentes asignaturas o contenidos, tanto libros de lectura como de historia, aritmética, urbanidad o higiene, como veremos a continuación. Las autoras y autores de estos libros eran por lo general profesoras y profesores, a veces maestras/os en ejercicio, y con frecuencia daban clase en las escuelas normales que formaban al profesorado de educación primaria. Este dato siempre se recogía en la portada de los libros, a continuación del nombre del autor o autora. Aunque había personas especialistas en un tema que se limitaban a escribir sobre él, otras personas, como Pilar Pascual de Sanjuán, publicaban obras didácticas sobre las más variadas materias. Como se verá, lo más frecuente (salvo en los libros de lectura, que veremos en otra entrada) es que los contenidos se articulasen en forma de diálogo.

Uno de los decanos de estos libros para niñas (de los que hubo muchísimos más en el siglo XIX que en el XVIII) parece ser el Infancia ilustrada, y niñez instruida en todo genero de virtudes christianas, morales, y politicas, que conducen á la santa educacion, y buena crianza de las niñas, publicado en Zaragoza en 1766. Su autor es “el ilustrissimo señor don Juan Elias Gomez de Teràn, Obispo de Orihuela”, y se encarga de reimprimir la obra una innominada “señora devota”. En el libro, se contienen las 18 “obligaciones de la niña christiana”, otros detalles sobre la “particular crianza, y educacion santa de las Niñas”.

Aquí, se incluyen recomendaciones de diferentes santos y profetas sobre que no deben aprender “cantares del Mundo, sino es Psalmos”, ni jugar “con muchachos, no sea que aprenda palabras deshonestas”, y se señala que “en llegando à siete años la Niña, ya ha de saber tener verguenza” y que “Dina [una figura del Antiguo testamento, hija de Jacob y Lía] se perdió [fue violada], porque se apartò un poco de su Casa para vèr las mugeres estrangeras” [se puede leer su historia en Génesis, 34, 1-31]. Se cuentan también numerosos episodios de niñas y jóvenes que por los más variados comportamientos (desde una muchacha que hace un sortilegio para saber quién será su marido hasta una niña de seis años que juega “con los Niños de su edad con sobrada libertad” y realiza “consigo misma acciones torpes” o una criada “de genio […] maldiciente”) son terriblemente castigadas por la divinidad. Siguen once “exemplos” sobre la vida de María y otras santas. Pero la verdad es que este libro no es propiamente un manual escolar, sino un libro de moral que como máximo podría ser leído en la escuela, pero no transmite conocimientos teóricos sobre las diferentes materias.

Aunque parezca raro, existen manuales de matemáticas destinados a niñas. ¿Qué explicación se da para publicar para ellas obras diferentes a las destinadas a niños? A veces no se explicita por qué se hace, como sucede en la Aritmética para niñas de Vicente Régulez (Madrid, 1882); otras veces el propio título es descriptivo, como sucede en Demetria ó el sistema métrico al alcance de la mujer. Lectura para niñas, de Emigdio Santamaría (Madrid, 1881), que el autor dedica a sus hijas Adelfa y Elia.

En algunas ocasiones, se aplica la matemática a labores consideradas propias de las mujeres, como la costura: Luciana Casilda Monreal publica en Madrid en 1884 una Cartilla de geometria y dibujo aplicada a las labores y al corte, y Bernardo Álvarez Marina (en Madrid en 1882) un Tratado de geometría par niñas, con aplicación á las labores propias de la mujer (y advierte: “las lecciones de aplicacion a las labores se han confeccionado con arreglo á las instrucciones de una profesora superior”).

Algo que incluso en la didáctica actual se consideraría interesante y que tienen estos libros es que presentan ejemplos donde aparecen niñas:

En el texto de Vicente Régulez, se da el siguiente “ejemplito”: “El costurero de Anita, que costó once pesetas (entero) y sesenta céntimos (quebrado), tiene en la tapa grabados arriba un tres y abajo un dos (abstractos) y contiene dentro dos punzones, tres tijeras y cuatro dedales (concretos) […]”.

El libro de Emigdio Santamaría está compuesto de diez diálogos donde Demetria habla con otras niñas y les explica conceptos como el metro y la circunferencia de la tierra, las superficies, las medidas agrarias, etc., aunque reconocen que “ni tú, ni yo, hemos de ocuparnos nunca de esta clase de mediciones”, pues “con medir la tela para nuestros vestidos y la cinta que se invierte en los bullones de los abrigos tenemos bastante…..” (p. 15).

En una de las obras de matemáticas aplicadas al corte y costura, escrita en su totalidad por una mujer, se empieza fuerte: “¿Cómo nos formaremos idea de la línea recta? / Poniendo un hilo muy tirante. / ¿Qué nos representa la figura 1ª? / Una línea recta. / ¿Luego qué es la línea recta? / La línea cuyos puntos están en una misma direccion como la AB”. Para comparar, en un libro para niños, se dice “¿Qué es línea recta? La que tiene todos sus puntos en la misma dirección: como el borde de una regla bien construida, ó un hilo tirante y sin grueso”, y en otro: “¿Qué es línea recta? / La que tiene todos sus puntos en una misma dirección”, y en otro más: “P. Qué es línea recta? / -R. Aquella cuyos puntos están en una misma direccion. Las filas de un regimiento se forman en linea recta”.

En cambio la obra de Geometría para niñas con aplicacion á las labores propias de la mujer, escrita por un licenciado en ciencias, define línea recta como “la que tiene todos sus puntos en la misma direccion, como el borde de una regla, el doblez de un pliego de papel separando un poco sus dos hojas, una cuerda tirante”. Los ejemplos y problemas de la parte teórica de este libro son neutros, no adaptados a las niñas. La aplicación de la geometría “á las labores propias de la mujer” comienza con el corte de prendas, como una “camisa con canesú para señora”, para el que “se toma un pedazo de tela de [ilegible por sello], se dobla por la mitad en el sentido de su ancho y se corta por el doblez. De uno de los lados mayores del doble rectángulo que forma la tela, se corta la nesga, que es un triángulo cuya base mide 1/3 del ancho de la tela”.  

Existen también numerosos tratados o manuales de urbanidad para niñas, de los que comentaremos brevemente los contenidos de una selección:

Urbanidad para niñas: Breve tratado | de | urbanidad | ó | principios de educacion, | redactado | con destino á las escuelas de niñas | por | D. Julián López y Candeal, 1882

Breve tratado | de | urbanidad | para las niñas, | por | Dª. Pilar Pascual de Sanjuan Barcelona 1884

Resumen de urbanidad para niñas por Pilar Pascual de Sanjuán ; Barcelona 1888

La jóven bien educada. | Lecciones de urbanidad | para | niñas y adultas, | por | doña María Orberá ; Valencia 1875

Lecciones | de | urbanidad | destinadas | á las niñas y á las jóvenes | por | D. Prudencio Solís y Miguel. ; Valencia 1876

Manual completo | de | urbanidad | para las niñas | por J. R. ; Barcelona 1849

Urbanidad en verso | para uso de las niñas | por el | Rdo. D. José Codina (16 edición 1894) Barcelona 1894

Reglas sencillas de cortesía, de buenos modales y de instrucción para las niñas : dedícalas a los colegios y establecimientos de educación don Joaquín Roca y Cornet ; Barcelona 1871

En los años 70, 80 y 90 del siglo XIX se publicaron gran cantidad de estos tratados o manuales, pero hay algunos más antiguos, como el de un/a misterioso/a J. R. publicado en Barcelona en 1849. En este tratadito, se presenta la obra como destinada a las madres y maestras y luego se procede a definir y explicar, mediante el habitual sistema de preguntas y respuestas, qué es urbanidad, cuál es su función, cómo se adapta a las circunstancias, etc. Luego, en un modelo que será habitual en estas obras, se dedican diferentes capítulos a aspectos como la limpieza y aseo (se incluye “no llevar los zapatos en chancleta”), la conversación, las visitas, el juego, el baile, el teatro, el templo, el paseo, el viaje, la mesa, las obligaciones para con la familia, con los superiores.  

En el Breve tratado de Julián López y Candeal, el autor, en un prólogo, incide sobre “la decisiva influencia que la mujer ejerce en los destinos del hombre”, razón por la que “se hace indispensable” escribir esta obra para niñas. En forma de diálogo, se presentan conceptos como sociedad, derecho, deber, educación, urbanidad, etc., para luego entrar en los “deberes generales de la mujer” (“¿Cuál es la verdadera mision de la mujer en la tierra?”: “de paz y de caridad, de amor y de ternura”; “¿Cómo conseguirá la mujer el cariño y el respeto de las personas con quienes alterne? / Teniendo la mujer en cuenta que su fuerza estriba en su misma debilidad, aspirará no á que los demás la teman, sino á que la quieran y respeten”, etc.).

Más adelante, se describen los deberes de la mujer como esposa (“abrigado puerto”, “retiro sagrado”, “ternura sin límites”, de modo que “sin darse cuenta el esposo de lo que realmente sucede, se encuentre fascinado por su mujer y aprisionado por ésta, conservando, sin embargo, la ilusion de que es el sér más libre de la tierra”; todo, por supuesto, para “llevarle por el buen camino”). Siguen los deberes especiales de la mujer como madre, como hija, y contenidos sobre aseo y limpieza de su cuerpo, sus vestidos, su habitación; las reglas generales de la conversación. Aquí resulta muy interesante lo que dicen sobre el vocabulario que debe emplear una persona culta: “ninguna persona culta, deberá emplear en la conversacion esas palabras soeces que no explica el diccionario, y que solamente se oyen en las calles y plazuelas»; también se deben evitar “esas muletillas de que se sirven algunos, diciendo: ¿Eh? ¿Está V.? ¿Me entiende V.?, etcétera”.

Incluye también el manual un listado de “acciones, que por impropias, debemos evitar en público”, como “rascarnos la cabeza, sonarnos con estrépito, mirar lo que hemos depositado en el pañuelo, introducirnos los dedos en la nariz, mordernos las uñas ó los labios, hacer gestos ó visajes, etc.”, y también “bostezar en presencia de la persona que nos habla […], aproximarnos tanto á ella, que la molestemos con nuestro aliento; estornudar con la cara vuelta hácia ella” y otras. En la “urbanidad propiamente dicha”, segunda parte, se habla de las “reglas de urbanidad que deben tener presentas las señoras en la calle y en paseo”, “deberes especiales de la niña en las escuelas y colegios”, en la iglesia, en las visitas, en los juegos, en los viajes, en los bailes, en el teatro o durante las comidas.

El tratado de urbanidad de Pilar Pascual de Sanjuán publicado en Barcelona en 1884 presenta una gran cantidad de grabados, por lo que es especialmente interesante consultarlo. Aquí, se definen también urbanidad y cortesía, y luego se definen los deberes de la niña “de inferior a superior” (“Quiénes son los superiores de una niña?”; hay bastantes), los “relativos al culto”, “para con los padres”, “en la escuela”, con las “personas de dignidad” (“no está bien darse importancia diciendo Bien, gracias; ó sigo sin novedad, sino que se ha de añadir para servir á V.”). También se habla de la limpieza, de los deberes “para con los iguales” (con las cuales también hay que abstenerse de “rascarse, meterse los dedos en la boca, en las narices, eructar, bostezar, estirarse, estornudar ó sonarse con estrépito, mecerse en la silla, poner una pierna sobre otra, reclinarse en los muebles o apoyarse en otra persona”, etc.). Resulta interesante lo que dice la autora sobre el tuteo: “No será falta de respeto el tutear los niños á sus padres y abuelos? / Muchas familias no lo consideran así; y en prueba de ello, pueden citarse niños muy bien educados, que tratan como es debido á sus superiores, y tutean á sus padres”.

Se completa con la urbanidad en las visitas, en la mesa, en el juego, en la correspondencia, “deberes de superior a inferior” (muy alejado de los “deberes de inferior a superior”, sin duda por la mayor importancia que se da al comportamiento de las niñas con sus “superiores”): “Qué inferiores tienen las niñas? / En realidad ninguno, pero puede considerar como tales á los criados y dependientes ó jornaleros de la casa de sus padres.”

Terminamos esta entrada con la obrita Urbanidad en verso | para uso de las niñas, de José Codina (16ª edición en Barcelona, 1894). En una primera parte, se presentan máximas en verso, como esta:

El comer á dos carrillos
y hablar con la boca llena,
son defectos que condena
severa la Urbanidad.
Apoyar manos y codos
en la mesa es muy grosero,
y evitarás con esmero
algo asqueroso nombrar.

Luego el autor propone una serie de preguntas para comprobar que se ha comprendido y asimilado el contenido de estas máximas, y por último, en la “fraseología urbana” final, se hacen reflexiones variadas sobre la comunicación cortés en sociedad. Aquí, el autor se muestra más anticuado sobre el tuteo que la autora que anteriormente se citaba, pues dice:

El tratamiento de no es tan conveniente ni suena tan bien como el de usted: es propio solamente de aquellas personas que se tratan con la mayor franqueza. Sin embargo, merced á los caprichos de la moda y á las exigencias de ciertos entes, so color de costumbre de buen tono, va cundiendo entre las señoritas del gran mundo el abuso de tutear á sus padres, con mengua de su excelsa autoridad y olvidando el respeto y sumisión profunda que les deben, relajándose de esta suerte los lazos con que una hija está obligada a los autores de su existencia.

Parece claro que en ese momento, en las décadas finales del XIX, se estaba produciendo un fuerte cambio social en lo que respecta al tuteo, como describió Isabel Molina Martos, profesora de la Universidad de Alcalá, en su trabajo “Evolución de las fórmulas de tratamiento en la juventud madrileña a lo largo del siglo XX” (El lenguaje de los jóvenes / coord. por Félix Rodríguez González, 2002, ISBN 84-344-4248-5, págs. 97-122).

Gustase o no gustase a autores y autoras de manuales libros de texto, no solo el tuteo, sino las ideas de la sociedad sobre la cortesía, la educación, la pedagogía, las diversas materias y, por supuesto, el papel social de mujeres y hombres fue cambiando lenta pero inexorablemente hasta la actualidad, cuando ver estos contenidos nos sorprende y, por qué no, no deja de divertirnos en muchas ocasiones.

Belén Almeida

Imagen: Breve tratado de urbanidad para las niñas de Pilar Pascual de Sanjuán.

Cómo citar esta entrada:

Almeida, Belén (2021): “Libros para niñas en el siglo XIX: matemáticas y urbanidad”, TextoR. Blog del Grupo de Investigación Textos para la Historia del Español (GITHE). Recuperado de: [enlace].

Usar CODEA con niños

Entre las posibilidades para el docente de disponer de acceso a internet en las clases, el acceso a corpus lingüísticos y otras herramientas para conocer textos del pasado no es de las más explotadas.

Sin embargo, recursos como

abren una serie de interesantes posibilidades para la clase de lengua y literatura, de historia o de conocimiento del medio.

En esta entrada, vamos a mostrar algunas de las posibilidades que tiene el uso de CODEA para trabajar contenidos de Educación Primaria.

Según el Real decreto de contenidos de Primaria (126/2014, de 28 de febrero), en Ciencia Sociales, Bloque 4, Las huellas del tiempo, el alumno de primaria debe:

-identificar en el tiempo y en el espacio los procesos y acontecimientos históricos más relevantes de la historia de España para adquirir una perspectiva global de su evolución

-desarrollar la curiosidad por conocer las formas de vida humana en el pasado, valorando la importancia que tienen los restos para el conocimiento y estudio de la historia y como patrimonio cultural que hay que cuidar y legar

-valorar la importancia de los museos, sitios y monumentos históricos como espacios donde se enseña y se aprende, mostrando una actitud de respeto a su entorno y su cultura, apreciando su herencia cultural

En Lengua castellana y literatura, bloque 4, Conocimiento de la lengua, se señala que cada estudiante debe

-conocer la variedad lingüística de España y del español como fuente de enriquecimiento cultural. Mostrar respeto tanto hacia las lenguas y dialectos que se hablan en España como hacia el español de América.

CODEA (aquí la presentación, aquí el acceso al corpus) es un conjunto, un corpus de documentos de archivo desde el inicio de la escritura en castellano hasta el siglo XVIII (pronto incluirá también el siglo XIX), elaborado por GITHE, el grupo de investigación que también firma este blog (más sobre nosotros aquí y aquí). Los documentos de archivo no solamente son aquellos escritos por escribanos y notarios, sino que también se conservan, entre otros, cartas personales, notas y avisos escritos por personas de escasa habilidad, denuncias anónimas a la inquisición…

Todos estos documentos, un total de 2500, han sido transcritos en transcripción paleográfica y luego editados con mayúsculas, puntuación y tildes en lo que llamamos “presentación crítica”. Además, se incluye siempre que tenemos permiso la imagen del documento, que se puede consultar de modo muy ágil en el momento en que se consulta el texto. El corpus permite búsquedas por texto y por palabras clave, y se puede delimitar la búsqueda por tipo de documento, época, zona o localidad, participación femenina, entre otros elementos. Además, las búsquedas se pueden trasladar a mapa.

Aunque, como otros recursos especializados, el acceso para el docente parece al principio complejo, las búsquedas son fáciles de hacer, y lo único más complicado, que es lo que quiero hacer aquí, es concretar en distintas ideas y propuestas cómo se puede utilizar el corpus para trabajar distintos aspectos en clase. Las actividades que se proponen están pensadas para estudiantes de 5º y 6º de Primaria.

Comparar cómo se escribía en el siglo XII, XIII, XIV, XV, XVI, XVII, XVIII. Consultando documentos de estos siglos, se puede comprobar que la escritura fue variando a lo largo de la Edad Media y la Edad Moderna, que algunas letras son más fáciles de leer que otras y que la letra del siglo XVII o XVIII es ya más o menos parecida a la que utilizamos hoy.

Puedes mirar los documentos que quieras directamente en CODEA:

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¿Puedes leer algo aquí?: intentar leer algunas palabras en algunos documentos y luego comprobar en la transcripción si se ha hecho bien o no. Se puede hacer en los documentos que antes hemos destacado o en estos otros: siglo XII, siglo XII; siglo XIII, siglo XIII, siglo XIII, siglo XIII, siglo XIII, siglo XIV, siglo XIV, siglo XIV, siglo XIV, siglo XV, siglo XV, siglo XV, siglo XVI, siglo XVI, siglo XVI, siglo XVII, siglo XVII, siglo XVII, siglo XVII, siglo XVIII, siglo XVIII.

Papel y pergamino: También podemos fijarnos en la forma y tamaño del papel y en el material. ¿Cuándo se deja de escribir en pergamino y se empieza a escribir en papel? En muchos documentos en pergamino se puede ver bastante bien que se trata de verdadera piel de animal.

Encuentra un abecedario: Por grupos, se pueden ir buscando en distintos documentos una a, una b, una c… y dibujándolas en una hoja intentando reproducirlas lo más fielmente posible. Para las letras medievales, se puede usar un marcador fluorescente, que puede hacer trazo ancho y estrecho.

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También se puede tratar la imagen con Paint u otra herramienta y dibujar círculos en torno a una a, luego en torno a una b, una c…

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Mi nombre en letra antigua: Una vez identificado el abecedario, cada niño/a puede escribir su nombre en letra antigua.

Otra posibilidad es comprobar si el nombre y apellido de las personas de la clase se encuentran en CODEA.

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Abreviaturas antiguas: ¿Usas muchas abreviaturas? ¡Seguro que no tantas como los escribanos de la Edad Media y Moderna! Adivina qué palabras se ocultan en (solución al final):

Desarrolla tu propia marca de escribano: en la Edad Media, muchos escribanos desarrollaban bonitos signos que se convertían en su marca personal, con la que señalaban todos los documentos que escribían. Fíjate en estas y luego haz un diseño que te guste para tu marca de escribano / escribana:

Puedes ver más signos de escribano en CODEA.

Documentos especiales: algunos documentos son muy especiales por su forma, como las cartas partida por ABC (un contrato que se copiaba dos veces en un pergamino y luego este se partía con un corte especial para que cada parte se llevase el texto), privilegios rodados (documentos reales) con su impresionante rueda en colores, cartas escritas por personas que no escribían muy bien o las más tristes, notas de abandono. Las notas de abandono eran pequeños trozos de papel donde alguien había escrito el nombre y algunos datos de un niño o niña cuando eran abandonados ante una casa rica o en un convento porque sus padres no podían mantenerlos. Con frecuencia, estaban escritos por personas poco hábiles. Puedes ver aquí una carta por ABC, un privilegio y una nota de abandono. Para ver más, busca en CODEA.

abc2privilegio rodadoabandono3

¿Hay documentos de mi localidad?:  En este mapa están marcados todos los documentos de CODEA. Muévete por el mapa y busca pueblos y ciudades que conozcas para ver si hay documentos escritos en ellas. ¿Qué dicen? Para enterarte, lee el resumen en la cabecera:

MAPACABECERA

Contenidos curiosos:

  • En este documento del siglo XV, se pide permiso al ayuntamiento para abrir una puerta en una casa de Toledo. ¡Para que luego digan que hoy en día hay que estar siempre rellenando papeles!
  • En este otro documento, también del siglo XV, dos hombres se comprometen a mantener limpia la ciudad de perros y gatos muertos.
  • En estas ordenanzas del gremio de pasteleros de Granada, del siglo XVII (de momento no hay imagen) se explica qué carnes pueden usar los pasteleros para hacer sus pasteles (hoy se diría empanadas). Hablamos un poco de esto en este post.
  • En este documento se cuenta el rapto de un niño de cinco años, acogido por una pareja, por una misteriosa mujer (que probablemente era su madre, que lo había entregado en una iglesia o institución benéfica cuando era bebé por no tener medios para mantenerlo).
  • Este documento de dote (y otros muchos) listaban los bienes que una mujer llevaba a su nueva casa cuando se casaba, para que constase que eran suyos. También hay documentos (aunque no se llaman «de dote») que recogen los bienes del marido (como este). ¿Qué se recoge en estos documentos? Todo tipo de cosas, desde platos y cazuelas hasta mantas, sábanas, toallas, braseros, ropa, muebles grandes y pequeños…
  • Este documento es una felicitación de navidad del siglo XVIII. ¿Aparece un abeto?
  • En esta carta, una abadesa pide un servicio al ayuntamiento de Alicante. Puede verse que, aunque sabe escribir, su trazo es poco profesional.
  • En esta carta del siglo XVIII, quien escribe llama al destinatario «Juanito». Antes del XVIII no es muy frecuente que encontremos estos diminutivos (Juanito) o hipocorísticos (Paco, Pepe), pero en el XVIII ¡hay una verdadera explosión! Hay Pepes aquí y aquí, aquí hay Pepa y Pepita; no hay Paco pero hay Frasquito, también hipocorístico de Francisco (aquí).

Abreviaturas antiguas, solución: ju<an> ant<onio> / d<e> mi padr<e> & d<e> mi madr<e> / co<n> m<a>r<avedi> / q<ue> / q<ua>nto

Belén Almeida

Cómo citar esta entrada:

Almeida, Belén (2019): “Usar CODEA con niños”, TextoR. Blog del Grupo de Investigación Textos para la Historia del Español (GITHE). Recuperado de: https://textorblog.wordpress.com/2019/09/17/usar-codea-con-ninos/.