Homenaje a Benito Pérez Galdós

El pasado 4 de enero se cumplieron 100 años del fallecimiento de uno de nuestros escritores más significativos, Benito Pérez Galdós, y, con esta efeméride, se ha comenzado oficialmente el año dedicado a su centenario. En TextoR no hemos querido ser ajenos a esta conmemoración, ya que tenemos una gran preferencia por el autor canario, al que hemos dedicado varias entradas. En especial, nos ha interesado su gran capacidad para retratar el habla de sus variados personajes, da igual su origen o estrato social. El primero de ellos lo titulamos, precisamente, «Galdós y la sociolingüística», pues pocos autores nos han regalado más datos sobre la manera de hablar de todas las clases sociales. La interjección «Ajo», que hoy en día puede resultar francamente extraña, fue común en Madrid, pero los literatos no le prestaron mucha atención; en cambio, está reflejada en Galdós y en un documento de archivo del siglo XIX.
Además, nos ha llamado especialmente la atención el papel de algunos personajes determinados, caracterizados con la precisión de un miniaturista. Un caso es el de Mauricia la dura, la infeliz amiga de Fortunata, o José Izquierdo, el torero «de invierno», tío de Fortunata. Los dos, representantes del mundo marginal más olvidado del Madrid de la época. Algunos de sus rasgos lingüísticos se han podido ver también en documentos de personas poco instruidas en la capital en la misma centuria, por lo que el realismo del autor queda claro.

Por otra parte, podemos recurrir a las obras de Pérez Galdós para encontrar numerosas referencias a términos de la época. Por ejemplo, las «culebras» de mazapán mencionadas en uno de los Episodios Nacionales, de las que hablamos aquí. Y sin salir de la comida, hay referencias al chocolate molido en esta entrada y los percebes «como patas de cabra» en esta otra. Una sustancia peligrosa, pero utilizada en botica, el cornezuelo, es citado en Fortunata y Jacinta, como bien se explica aquí. 

Aunque mucho se habla – y con razón – del valor de Galdós como narrador de historias, desde TextoR queremos rendirle este homenaje como uno de los nuestros mejores informantes de la lengua del siglo XIX. Su obra, también en este aspecto, será eterna.

Delfina Vázquez Balonga

Imagen: Ramón Casas, «Benito Pérez Galdós». Barcelona, Museu Nacional d´Art de Catalunya.

 

Cómo citar esta entrada:

Vázquez Balonga, Delfina (2020): “Homenaje a Benito Pérez Galdós”, TextoR. Blog del Grupo de Investigación Textos para la Historia del Español (GITHE). Recuperado de: https://textorblog.wordpress.com/2020/01/07/homenaje-a-benito-perez-galdos/.

 

 

 

 

¿Escribía Lope con faltas de ortografía?

Existe cierta tradición en la pregunta de si Cervantes escribía con faltas de ortografía, ya que llama la atención de los lectores actuales enfrentarse a su firma “Cerbantes”. Por supuesto, no se puede hablar para los siglos XVI y XVII de faltas de ortografía, dado que no existía una norma ortográfica, pero sí es posible distinguir grafías más usadas por las personas cultas y grafías raramente usadas por estas que pensamos que estarían mal consideradas, aunque los juicios al respecto son muy raros.

De lo que nunca he visto que se hable es de si otros autores de esta época escribían con faltas de ortografía. Para celebrar el aniversario (hace ya unos días, el 25 de noviembre) del nacimiento de Lope de Vega en 1562, analizamos hoy algunos rasgos de su escritura (el año pasado celebramos su aniversario con este post).

Obviamente, Lope de Vega es un escriptor hábil y de buena formación escolar. Podemos leer textos de su mano aquí (un documento de CODEA en que vemos también la transcripción) y aquí (cartas al duque de Sessa conservadas en la Biblioteca Nacional que se pueden consultar en Biblioteca Digital Hispánica).

Mientras que en la carta transcrita en CODEA, fechada el 21 de octubre de 1608 (y que se conserva en el Archivo Histórico Nacional), Lope se queja a una persona a la que llama “Vuestra Alteza” de que se ha mandado “recoger” una comedia suya que se considera que tiene “argumentos indecentes”, de lo que se le han seguido perjuicios, las cartas al duque de Sessa son mucho más coloquiales. Lope escribe con palabra fácil, con un tono humilde pero también con confianza, a su protector:

Pareze, señor, q<ue> V<uestra> Ex<celencia> como entre ringlones me da a entender q<ue> siente, q<ue> me entretienen aqui las mismas | causas q<ue> alla dauan **** pues no me haga v<uestra> ex<celencia> tiros con polbora sorda q<ue> le prometo, q<ue> tuuiera por deslealtad encubrirle mis pensamientos indigna de las merçedes reçiuidas (imagen 4-5)

Es muy frecuente que incluya en las cartas bromas, alusiones y chascarrillos, como este segmento en que habla jocosamente de su ordenación sacerdotal:

llege, presente mis dimissorias al de Troya q<ue> assi le llama el obispo y diome Epistolas p<ara> q<ue> V<uestra> Ex<celencia> sepa q<ue> ya me voy açercando a capellan suyo y seria de ver quan a proposito ha sido el titulo, pues solo por Troya podia ordenarse hombre de tantos inçendios, mas tan cruel como si hubiera sido el q<ue> metio enella el caballo por q<ue> me riño por q<ue> llebaua vigotes y con esta justa desesperaçion yo me los hize quitar de suerte, q<ue> dudo q<ue> v<uestra> ex<celencia> me conozca, aunq<ue> no me atrebere a bolber a Madrid tan rapado (15 de marzo de 1614, imagen 8)

Muchas de las historias que incluye Lope son bastante picantes, como estas alusiones a mujeres que nadan en el Manzanares:

ya refresca en Madrid señor ex<celentisimo> con q<ue> amayna la furia del nadar las mugeres en el cuitado Manzanares, cubiertos yban los caminos de borricos y xamugas, los sotos lo estauan de cantinploras y enpanadas, el arroyo de calientes ninfas rebolcandose en mas arena que agua (imagen 16)

O estas a lo fáciles que son las mujeres de Madrid:

Dizenme q<ue> estan en Madrid mui quexosas las mugeres de q<ue> siendo tan façiles aya ombres presos por traydores a la naturaleza, q<ue> assi llamo yo los q<ue> andan por detras a tan feos gustos (imagen 15)

También cita Lope chistes o historietas obscenas, como esta:

pero se q<ue> a un estudiante q<ue> meaba debaxo de la rexa de una dama le dixo ella que poca verguenza: y el haciendose afuera y enseñandole la lanza dizen q<ue> respondio. esta le pareze poca verguenza? (imagen 12)

Volviendo a cómo escribe el autor, sus usos gráficos son en general los habituales de las personas cultas (por ejemplo, officio con -ff-; ynquisicion con y- inicial; uso de -ss- doble en esse; escribe h- en honor y humilde, es decir, palabras procedentes de H- inicial latina; usa bolber/bolver con b- inicial; en su escritura el sonido /u/ inicial de palabra es representado por <v> (vno); hazer se escribe con -z-, y se hace uso de x en dixe, dixo). Además, hay que señalar que Lope presenta un desarrollo notable de la puntuación y bastante uso de mayúsculas para nombres propios de lugares y personas.

Otros usos sorprenden porque se diferencian de los mayoritarios, pero representan tendencias que acabarán triunfando, especialmente en el uso de la b y v. Analicemos el verbo haber: Lope siempre usa haber en estos textos, nunca aver, que había sido la grafía más habitual y aún lo era en ese momento. Sin embargo, aunque haber era una grafía innovadora, probablemente era propia de personas cultas, y parece que irradiaba desde la corte. Buscando aver y haber (haver y aber son marginales) en CODEA entre 1570 y 1630, esto parece evidente: aver, la grafía antigua (de la que hay 104 casos), se da en todas las zonas, mientras que haber (con 57 casos) se concentra en Madrid, con casos en Valladolid y Toledo.

aver_1570_1630haber_1570_1630

En resumen, la escritura de Lope muestra a una persona culta que vivía de escribir y en general utilizaba las grafías más usuales, con un uso de puntuación rico y complejo, cercano a la norma moderna, y algunas elecciones, como haber, que parecen, visto lo visto, una apuesta a usos ganadores que en su época, sin embargo, estaban aún en la minoría.

Belén Almeida

Imagen: una de las cartas al duque de Sessa.

 

Cómo citar esta entrada:

Almeida, Belén (2019): “¿Escribía Lope con faltas de ortografía?”, TextoR. Blog del Grupo de Investigación Textos para la Historia del Español (GITHE). Recuperado de: https://textorblog.wordpress.com/2019/12/01/escribia-lope-con-faltas-de-ortografia/.

 

 

Personajes: Francisco Jiménez de Cisneros

El pasado 8 de noviembre de 2017 se cumplieron 500 años del fallecimiento en Roa (Burgos) de un personaje esencial en la historia de España: Francisco Jiménez de Cisneros, más conocido como “el Cardenal Cisneros”. Se culmina así todo un año centrado en este quinto centenario, con exposiciones, conferencias y todo tipo de actividades culturales. Aunque la más destacada exposición ha sido la inaugurada en la catedral de Toledo, donde Cisneros tuvo su sede arzobispal, otra ciudad que le ha rendido tributo ha sido Alcalá de Henares, que le debe la fundación de su célebre Universidad. En la ciudad complutense, también, podemos ver a día de hoy el magnífico sepulcro de Cisneros, ya que él mismo pidió ser enterrado allí.

Este fraile franciscano, nacido en Torrelaguna (Madrid), llegó a ser el hombre más poderoso de la Castilla de su época al ostentar el título de regente dos veces después de haber sido desde 1492 confesor de la reina Isabel la Católica. Por lo tanto, es imposible no encontrar numerosos documentos de archivo emitidos por su persona. Si bien la mayoría de ellos remontan a todo su período de arzobispo de Toledo, desde 1495 hasta la fecha de su muerte, bastantes están escritos durante sus regencias (1506-1507 y 1516-1517). En el corpus de documentos de archivo CODEA tenemos muestras de esta documentación. De su papel como arzobispo, tenemos la provisión que mandó en 1510 para el vicario de Alcalá (CODEA 0926), o bien el emitido en 1513 al concejo de Alcalá (CODEA 0927). La presentación que se hace del cardenal es “por la miseración divina cardenal d´España, arçobispo de la Santa Iglesia de Toledo, primado de las Españas, chanciller mayor de Castilla, etc”.

En el Portal de Archivos Españoles (PARES) hay una amplia lista de documentos que llevan el nombre del cardenal. Del Archivo de Simancas no podían faltar algunas piezas de gran valor histórico, como un libro de capitulaciones que hizo a favor de Torrelaguna, su villa natal (1514). Del Patronato Real de Simancas, destacamos una carta dirigida al cardenal, emitida por los franciscanos de la isla de la Española, pidiendo el envío de más misioneros (1516).

En el fondo relativo a la Universidad de Alcalá, que se puede hallar en el Archivo Histórico Nacional, también aparece, como era de esperar, la intervención de Cisneros en los primeros pasos de la institución. Así, hay una carta de donación de unos censos y unas casas para el Colegio de San Ildefonso, otra de anexión de beneficios de unas parroquias de Madrid al mismo colegio, entre otros traspasos de bienes más a su favor. Al arzobispo también le llegaban cartas de nobles como el duque de Béjar, el duque de Alburquerque, el condestable de Castilla y la condesa de Paredes, casi siempre para agradecer favores. Sobre la universidades de Alcalá y de Salamanca, en concreto, trata la carta de Juan de Rojas, escrita desde Roma en 1511 y disponible en imagen digital en el portal PARES.

Pero también en Alcalá de Henares dejó Cisneros su sello en documentos conservados en diferentes lugares. En el Monasterio de San Juan de la Penitencia se conservan las constituciones del monasterio, fundado por el cardenal junto al colegio de doncellas huérfanas en 1508. Además, las religiosas custodian una de las copias de su testamento, en el que se puede apreciar su firma, en la que acaba con la fórmula “Episcopus Toletani”, ‘Obispo de los toledanos’.

En el Archivo Municipal de Alcalá de Henares, por último, tenemos documentos destacados de la actividad de Cisneros en la ciudad, como por ejemplo la provisión para incrementar el salario de los miembros del concejo (1500). También la Fundación Antezana de la ciudad complutense posee unas cartas firmadas por cardenal.

Tanto en las exposiciones de Alcalá de Henares como en la preparada en la catedral de Toledo, se muestran documentos originales emitidos por Cisneros. Es por tanto una buena oportunidad para el usuario de ver estos testimonios escritos fuera del archivo y de conocer un poco más el mundo de Francisco (antes, Gonzalo) Jiménez de Cisneros.

Delfina Vázquez Balonga

 

Para saber más:

PARES = Portal de Archivos Españoles. <http://pares.mcu.es/&gt;

Portal de información sobre el quinto centenario de Cisneros: <http://es.cisneros2017.es/&gt;

Información sobre las exposiciones de Alcalá de Henares y Toledo:

http://es.cisneros2017.es/nueva-exposicion-en-alcala-de-henares-promovida-por-el-ayuntamiento/

http://es.cisneros2017.es/la-uah-inaugura-la-exposicion-cisneros-hombre-de-iglesia-hombre-de-estado/

http://www.diputoledo.es/noticias_ampliada/2348/2017/09

 

 

Personajes: Diego Velázquez

El 6 de junio de 1599, un niño fue bautizado con el nombre de Diego, hijo de Juan y Jerónima. Su partida, emitida en la parroquia de San Pedro de Sevilla, ha sido una de las muchas que hemos conservado. Otras, con peor fortuna, han acabado desapareciendo dentro de los libros por incendios, el abandono o simples extravíos. Por suerte, esta partida tiene algo especial que ha atraído a estudiosos del todo el mundo: es la que testifica el nacimiento y bautismo de Diego de Silva Velázquez, uno de nuestros pintores más famosos. Se puede acceder a los datos del documento, su imagen original y una transcripción desde este link de la Junta de Andalucía:

http://www.iaph.es/sys/productos/Velazquez/velazquezSevilla/documentos/bautizo.html

En Domingo seis días del mes de Junio de mil y qui°. y noventa y nueve años batizé, yo el Lic°. Gregorio de Salazar, cura de la iglesia de san Pedro de la ciudad de Seuilla a Diego, hijo de Ju°. Rodríguez de Sylva y de Germa. Velázquez su muger. fué su padrino Pablos de Ojeda vez°. en la collación de la Magdalena. Advirtiósele la cognación spiritual. ffª ut sª. El licd°. Greg°. de Salazar (rubricado).

Las partidas de bautismo se solían hacer con un esquema simple, en el que no podía faltar la fecha y el lugar, los nombres del neófito, de sus padres y del sacerdote encargado del bautismo.

¿Cómo era la lengua de esta época, y cómo se refleja en una simple partida de bautismo? Lo primero que podemos destacar es el arraigado uso de abreviaturas, general en el español escrito de la época. Por ejemplo, qui<nientos>, lic<enciado>, Ju<an>, Ger<onima>, vez<ino>, ff<irma>, s<upra> y Greg<orio>. La forma de abreviar que aparece aquí es con letras voladas. Como sucede en la lengua actual, solo se abreviaban palabras que eran bien conocidas y se podían interpretar sin problemas en su contexto, como el nombre propio Juan o el numeral quinientos. Como explicaba con más detalle este post de Rocío Díaz Moreno, las abreviaturas son ya viejas conocidas de la escritura de nuestra lengua y (aunque nunca se fueron, como se verá pronto en otra entrada) con el auge de la mensajería viven una nueva etapa de esplendor.

Aparte del uso de abreviaturas, hay que llamar la atención sobre otros elementos gráficos. A finales del siglo XVI se ha extendido la indistinción entre las antiguas sibilantes reflejadas en época medieval con z/c, ç aunque se utilicen ambas modalidades para escribir (vezino, Salazar, collación). Igualmente, el autor escribe muger con la letra g, una forma muy habitual desde la Edad Media aunque la pronunciación fuera igual, en este momento histórico, que con la grafía j. Por último, es propio de la época el empleo de u con valor fónico de consonante /b/, equivalente a la letra v, de ahí que encontremos el ejemplo de nueue y Seuilla. Del mismo modo, en otros textos de los siglos XVI y XVII se pueden ver abundantes casos de uso de v con valor vocálico (por ejemplo, avnque). En cuanto a la fonética vocálica, llamamos la atención sobre bautizar, ya que en este texto se prefiere la forma sin diptongo batizé, muy frecuente por entonces.

Aunque hoy en día nos pueda extrañar el término colación, escrito aquí collacion, esta era una manera de denominar a un vecindario que pertenecía a una parroquia en particular (DLE), en este caso concreto, la iglesia de la Magdalena. Y otro término poco usado es la cognación espiritual: se trata del parentesco y obligaciones que adquieren los padrinos del bautizado.

La partida de bautismo de Diego Velázquez es un tesoro para los historiadores, ya que a falta de los certificados del Registro Civil, una creación del siglo XIX, la única manera de comprobar la fecha de nacimiento real o aproximada y la filiación de un personaje son estas actas bautismales. Desde la perspectiva de la lingüística diacrónica, la partida de bautismo, tanto de personas célebres como desconocidas, es un reflejo, como otros documentos, del español de una época. En CODEA se conservan algunas notas que certifican bautismos, como la emitida en Alicante en 1711 de una niña llamada Pascuala (CODEA 1974) o la de 1735 de Agustina (CODEA 1983), entre otras.

Delfina Vázquez Balonga

 

Para saber más:

CODEA = Corpus de Documentos Españoles Anteriores a 1800. Disponible en http://corpuscodea.es/

Se puede buscar notas de bautismo en CODEA así:

nota de bautismo

La Danaide desobediente

Dice la leyenda que Dánao, rey de Argos, tenía cincuenta hijas. Estas jóvenes, que como es lógico nacieron de varias madres, son conocidas como las Danaides, es decir, las descendientes de Dánao, al igual que Aquiles es el Pelida por ser hijo de Peleo. Este elemento en -ida es un patronímico, un derivado del nombre del padre, como lo era originalmente en castellano –ez / -iz, así que en el fondo las Danaides son las Dánaez y Aquiles es Aquiles Pélez.

Cuando el rey Dánao decidió casarlas con los cincuenta hijos de su hermano Egipto, no planeó una boda multitudinaria sin más. Había pensado que sus hijas debían asesinar a sus primos y maridos, cada una al suyo, según muchas fuentes en la misma noche de bodas. ¿Por qué? Por considerar, así lo explican varios autores, que con sus muchos hijos su hermano constituía un peligro para su propia estabilidad en el reino.

Todas las Danaides cumplieron el mandato de su padre. ¿Todas? No. Una, llamada Hipermestra (con los nombres tan bonitos que hay en la mitología), resistió y perdonó la vida a su marido, Linceo. Como nos explica Ovidio en una de sus Heroidas, tras muchas dudas y soliloquios despertó a su marido (que dormía profundamente gracias al vino del banquete de bodas), le avisó del peligro y le pidió que huyera. Cuando el rey Dánao se dio cuenta de lo que había hecho Hipermestra, se puso furioso y la encerró. En esta cárcel pasó muchos años, según algunas fuentes hasta treinta.

La General Estoria, con su entusiasmo por la Antigüedad, su riqueza de fuentes y referencias y su fino instinto para encontrar y crear belleza y emoción, no podía dejar pasar esta preciosa historia. La Heroida ovidiana, carta en que Hipermestra se queja a su marido ausente de estar encerrada y en que recuerda la noche fatídica en que murieron los 49 hermanos de Linceo, es vertida al castellano medieval con gracia, combinando los elementos traducidos con otros que pretenden aclarar al público medieval algún rasgo que se consideraba que quizá era difícil de entender (por ejemplo, en el texto de abajo, los fragmentos entre paréntesis).

En este segmento, Hipermestra recuerda la noche y reconoce que al hacerlo le tiembla la mano y no puede seguir escribiendo, pero se recupera y sigue contando a su marido cómo se planeó su muerte y las dudas que ella misma tuvo mientras le miraba dormir:

E aquella mi diestra, de qui cuedas tú que pudiera dar a ti la muert […] me trieme aún agora que non puedo escrivir con ella por enviarte dezir d’aquella muert cuémo fuera, e aun agora la mi diestra mano á miedo de la muert que, loado a dios, non fizo. Mas peró ir se m’á assessegando, e ensayaré de escrevir toda la manera a que metieron tos hermanos, e a la que tú ovieras a seer muerto como ellos, e fue assí como te yo diré: Viniemos todas las del liñage de Inaco a casa de to padre Egisto, e armadas, mas las armas encubiertas; e esto fue un día grant mañana en la ora que nin era ya noche nin día aún, mas cuando querié crebar ell alva. E recibiónos nuestro suegro muy bien, e él toda vía non sabiendo nada d’este fecho; e relumbravan todos los palacios de lámparas doradas encendudas todas, e olién muchos safumerios de muy buenos olores, e estavan las brasas e los fuegos cubiertos de enciensos, e faziénse allí essa ora los cantares e las alegrías e las onras tan grandes cuemo si aquel fuesse el primero día de las nuestras bodas, llamando tod el pueblo a don Imeneo, nuestro dios de las bodas, e él fuyendo d’allí cuemo dios que sabié el mal que vinié. E deessa Juno otrossí, deessa de los casamientos, que devié allí seer, fuxo estonces d’aquella su cibdat de Argos ante aquel mal, cal sabié cuemo era deessa. En tod esto vós todos los hermanos pues que comiestes e beviestes a grant abondo e a grant solaz de vós e viniedes muy acompañados de grandes danças e cantares e roídos de solazes ante vós d’aquellos que vos aguardavan, e todos vós los cabellos mirrados e guirlandas de flores en vuestras cabeças, e entrastes vós en vuestros tálamos (esto es en vuestras cámaras muy apuestas e paradas muy fermosas como de fijos e fijas de reyes e de reínas), e echástesvos en vuestras camas vivos e sanos e con salud ó aviedes aína a yazer muertos. E yazié ya la yent abondada de comer e pesada del mucho bever de todo el día e presa del sueño; e yazién ya todos a dormir por la cibdat de Argos e seguros de tal avenimiento. E semejávame estonces que oía yo cerca mí gemidos cuemo de omnes que se muriessen; e maguer que digo yo que me parecía en semejança de oírlo, digo que lo oí, e de lo que me yo temía (que eran los muertos de tos hermanos a qui matavan) esso oía e esso era. E desque mis hermanas ovieron muertos sos maridos cada una al suyo estava yo ý, e vi la sangre irse d’ellos e paréme toda descolorada e salida de sentido, e vin fría cuemo ell yello e metíme contigo en el lecho; e lo uno por el mal que avía visto e lo ál por el que iva cometer en matar a ti, mio marido, començé a tremer como las ariestas delgadas en somo de las espigas cuando las mueve el viento, e como las fojas en ell árvol cuando tremen con el orage frío, e verdat te digo, señor, e te me manifiesto que assí tremía cuemo se fazen estas cosas cuyas semejanças te aquí é nombradas agora, o aún más, tan grant ove el miedo. E tú yaziés quedado durmiendo con los beveres de que te yo diera assaz por que durmiesses bien e pudiesse yo contigo cuemo mis hermanas con los suyos, lo que yo pudiera muy bien fazer si quisiés, mas pues que a ti vi yazer aquedado echéme yo e yaziéme otrossí queda. E pues que pensé en el fecho e me vino en miente lo que mis hermanas fizieran en sos maridos e los avién ya muertos, e me membré otrossí de lo que nuestro padre nos mandara, e menazara que deseredarié e matarié a las que so mandado non compliessen allí aquella noche, perdí el miedo e levantéme e tomé el espada tremiéndome la mano. E non te quiero mentir en nada, mas toda la verdat te manifiesto cuemo me conteció: tres vezes alcé la espada tajant como navaja (que nos diera nuestro padre señas a cada una de nós) e tres vezes se cayó a tierra la mano con ella tremiendo […]

Esta es una edición regularizada, que añade elementos como mayúsculas, tildes y puntuación y modifica elementos como –u– consonántica (pasa a –v-), –j– larga con valor vocálico (como era usual en conjunción con u, n, m, como en aujno, njn, mj; a veces tras v, l, b, como vjno, ljenço, bjuos…; pasa a –i-), y– inicial con valor vocálico (como en yglesia; pasa a i-), rr– inicial, ss– inicial (pasan a r-, s-). No cambia ningún elemento que se considere que puede haber tenido relevancia fónica, como -ss-/-s-, ç / z, g / j / x, h / f /ausencia…

Aunque con la edición regularizada se pierden ciertos elementos que podrían ser valiosos para valorar y datar el texto (puntuación del manuscrito, uso antiguo de letras altas y bajas, v- inicial con valor vocálico…), la comprensión del texto resulta bastante más fácil con una edición puntuada, con mayúsculas y acentos.

En el primer paso para la comprensión, una lectura comprensiva que proponíamos en otro post que se hiciera en voz alta, salen probablemente, salvo para quien sea experta/o, palabras o construcciones desconocidas a las que nos podemos acercar reflexionando sobre si se trata de sustantivos, adjetivos o verbos, qué podrían significar aproximadamente o si podemos, a pesar de no saber el significado, reconstruir el significado global del contexto. Por ejemplo, aunque no sepamos qué es ariesta, al ver esta palabra en «començé a tremer como las ariestas delgadas en somo de las espigas cuando las mueve el viento», podemos comprender muy bien el segmento e incluso aproximarnos mucho (o por completo, según cuántas espigas hayamos visto en la vida) al significado de ariesta. 

En un segundo paso, propusimos en esa otra entrada que se vuelva a leer el texto, y esta vez se marquen los elementos que llamen nuestra atención. Una buena idea, un poco más elaborada pero muy eficaz, es usar colores o rasgos diferentes para los distintos niveles: por ejemplo un color azul o un círculo para elementos relevantes para el análisis gráfico-fonético; color amarillo o un subrayado recto para elementos relevantes para la morfosintaxis; color gris o un doble subrayado para elementos que queramos comentar en el nivel léxico. Luego solo hay que ir recuperando colores o trazos para realizar el análisis de cada nivel. También pueden unirse con líneas de lápiz los ejemplos del mismo rasgo que vayamos encontrando (por ejemplo varios o todos los ejemplos de apócope extrema, varios o todos los ejemplos de diptongación de o breve tónica latina, varios o todos los ejemplos de f- procedente de F- inicial latina…).

¿A qué elementos hay que atender, qué hay que buscar? Pues hay que buscar tanto lo que vemos como lo que «no vemos», los elementos (ya) iguales al español actual. Es decir: tan relevante es hermano con h- como aver sin h-. Para recordar comentarlo todo o casi todo, lo ideal es tener una pequeña lista de rasgos de cada nivel, adecuados a nuestras capacidades como comentaristas de textos e historiadores de la lengua. Para confeccionar nuestra propia lista de rasgos, recomiendo la lista que recoge el librito que Manuel Ariza publicó ya hace años en Arco/Libros sobre Comentario filológico de textos.

Belén Almeida

Imagen: Belén Almeida

 

Para saber más:

Irene Salvo García ha publicado en los últimos años bastantes trabajos de enorme interés sobre Ovidio en la obra alfonsí. Se puede acceder a muchos de ellos en Academia.edu:
https://sydanskuniversitet.academia.edu/IreneSalvoGarc%C3%ADa

Puede leerse la General Estoria completa en la edición aparecida en 2009, coordinada por Pedro Sánchez-Prieto y editada por él mismo (Primera, Tercera y Sexta Partes), Belén Almeida (Segunda, Quinta y Sexta Partes), Inés Fernández-Ordóñez (Cuarta Parte), Raúl Orellana Calderón (Cuarta Parte), Elena Trujillo Belso (Quinta Parte).

Bajo el tag de General Estoria se publican en Textorblog entradas sobre esta obra gigantesca (más de 7000 páginas abarca la edición de 2009) y fascinante.

Personajes: Francisca de Pedraza

Este día 1 de diciembre de 2016, la Universidad de Alcalá entrega el primer premio “Francisca de Pedraza” a personas destacadas en la lucha contra la violencia de género. Pero, ¿quién fue la persona que da nombre a este premio? No se trata de ninguna abogada, jurista o política que se haya dedicado a combatir estos delitos, sino una mujer del siglo XVII, natural de Alcalá de Henares y totalmente desconocida hasta hace pocos años. Y vamos a dedicarle este post porque hemos sabido de ella gracias a los documentos de los archivos.

Tenemos toda la información gracias a la obra Una alcalaína frente a un mundo. El divorcio de Francisca de Pedraza, de Ignacio Ruiz Rodríguez y Fernando Bermejo Batanero, publicada en 2014.  Según cuenta en una entrevista Ignacio Ruiz, trabajaba para su tesis doctoral con la documentación de la Universidad de Alcalá que se conserva en el Archivo Histórico Nacional de Madrid. Durante esta investigación conoció la existencia de un proceso de divorcio iniciado en 1620 que había recibido una sentencia final en la jurisdicción de la Universidad de Alcalá, algo llamativo por ser un asunto matrimonial, que no se solía dirimir en este ámbito universitario.

De esta manera, descubrió la triste vida de Francisca, maltratada de manera continuada por Jerónimo Jaras, su marido y padre de sus dos hijos, hasta que tuvo el valor de pedir el divorcio a la justicia. En los papeles de este proceso se pueden leer los testimonios de sus vecinos y allegados, y todos coinciden al afirmar que Francisca era víctima de todo tipo de violencia.  Por ejemplo, una vecina llamada Beatriz González contó que Jerónimo de Jaras propinaba a su esposa “coces y puñados y bofetadas”. Otra testigo, madre de la anterior, añadió que había visto muchas veces cómo le dedicaba todo tipo de insultos y que, además, le arrebataba la comida y el dinero, de forma que Francisca, más de una vez, acudía con sus hijos a comer a casa de la testigo “porque padecía de hambre”.

Aunque en aquella ocasión fue obligada a reconciliarse con su esposo por el Vicario General, en 1622 Francisca volvió a intentar la separación ante la justicia, pero de nuevo fracasó. El último recurso fue la jurisdicción de la Universidad de Alcalá. Aquí, al fin, fue cuando su suerte cambió, ya que el encargado de juzgar fue Álvaro de Ayala, primer rector jurista de la Universidad. El 24 de mayo de 1624 firmó la sentencia a favor de Francisca de Pedraza. En ella, ordenó la separación de la pareja y la devolución del importe de la dote más la mitad de los bienes conyugales a Francisca. Aparte de estas sanciones, impuso explícitamente que “Jerónimo de Jaras no inquiete ni moleste a la dicha Francisca de Pedraza, su mujer, por sí ni por sus parientes ni por otra interpósita persona, so pena de cuatrocientos ducados”. A quien tenga interés en saber más detalles sobre esta historia, y cómo fue el final, recomendamos la lectura de esta magnífica investigación.

Para la memoria quedan dos ejemplos admirables. Por un lado, el de Francisca de Pedraza, que tuvo la valentía suficiente como para pedir la separación pese a las amenazas, y lo siguió intentando después de fracasar.  Por otro, el de Álvaro de Ayala, que actuó con firmeza para proteger a esta mujer indefensa, cuando muchos miraban a otro lado. Estas y otras muchas historias reales están ocultas en los depósitos, pero una vez conocidas, aún tienen el poder de fascinarnos.

D.V.

 

Imagen: «Cabeza de mujer», Velázquez, h. 1625. Museo Lázaro Galdiano de Madrid.

 

Para saber más:

“La UAH, sede de la entrega del premio Francisca de Pedraza contra la violencia de género”. http://www3.uah.es/diariodigital/index.php?option=com_content&task=view&id=10405&Itemid=32

“Ignacio Ruiz: ‘La historia de Francisca de Pedraza es una isla mínima en un océano de desigualdad’”. http://www3.uah.es/diariodigital/index.php?option=com_content&task=view&id=8771

Ruiz Rodríguez, Ignacio y Fernando Bermejo Batanero (2014): Una alcalaína frente a un mundo. El divorcio de Francisca de Pedraza. Guadalajara: Ediciones Bornova.