Si en la anterior entrada nos ocupamos de la amiga de Fortunata, Mauricia “la Dura”, y su peculiar forma de hablar, en esta ocasión centramos nuestra atención en un personaje no menos interesante, también representante de las clases más humildes de Madrid. José Izquierdo, el tío de Fortunata, es presentado a través de Juanito de una forma que hace fácil ubicarlo en la división social del Madrid de la I República:
un hombre que ha sido de todo: presidiario y revolucionario de barricadas, torero de invierno y tratante en ganado. ¡Ah! ¡José Izquierdo!… te reirías si le vieras y le oyeras hablar.
Desde el punto de vista físico, Izquierdo dista mucho de ser un hombre desagradable, y así lo marca el narrador:
José Izquierdo representaba cincuenta años, y era de arrogante estatura. Pocas veces se ve una cabeza tan hermosa como la suya y una mirada tan noble y varonil. Parecía más bien italiano que español, y no es maravilla que haya sido, en época posterior al setenta y tres, en plena Restauración, el modelo predilecto de nuestros pintores más afamados.
Izquierdo tiene diversos papeles a lo largo de la novela, aunque sin duda su importancia radica en ser la voz que refleja los acontecimientos políticos del momento y el desencanto de gran parte de la población. Aquí hay una pequeña muestra:
¿Pero éstos de ahora?… es la que dice: ni liberales ni repoblicanos, ni na. Mirosté a ese Pi… un mequetrefe. ¿Y Castelar? otro mequetrefe. ¿Y Salmerón? otro mequetrefe. ¿Roque Barcia? mismamente. Luego, si es caso, vendrán a pedir que les ayudemos, ¿pero yo…? No me pienso menear; basta de yeciones. Si se junde la Repóblica que se junda, y si se junde el judío pueblo, que se junda también.
Como indica Caudet (1989: 26), Galdós amplió el protagonismo del personaje en el segundo manuscrito de la novela y es aquí donde, además, le dotó de su llamativa jerga (ibídem: 29). Lo cierto es que, al igual que otros protagonistas de sus obras, Izquierdo tiene maneras de hablar muy identificables; mientras que Mauricia “la Dura” repite Paices boba y el adjetivo peine, José Izquierdo usa la interjección hostia y el enfático re-hostia constantemente. Tiene incluso un término propio, yeción, que no entiende nadie, pero que, según el narrador “expresaba una colisión sangrienta, una marimorena o cosa así”. Sin embargo, esta es solo una de las muchas características de su discurso. En él se ven rasgos del habla madrileña más popular y vulgarismos extendidos en todo el mundo hispánico. Muchos lectores pueden incluso pensar que Izquierdo es caracterizado como andaluz debido a algunos elementos que se reflejan en el discurso (López 1978). Este es un tema interesante, al que no podemos dedicar mucho, pero en el que nos detendremos brevemente más adelante. Otros rasgos de su lengua son encontrados también en documentación madrileña escrita por personas poco formadas en la escritura recopilada en el corpus ALDICAM[1].
Una constante en el habla de Izquierdo es el cambio de las vocales átonas, un fenómeno general en el castellano, visto en autores cultos y escribanos de los siglos XVII y XVIII, pero que ya en la época de Galdós estaba fuertemente estigmatizado, de ahí que se ponga en boca de personajes rústicos o poco formados. Si bien aparece en otros personajes de la novela, como la criada llamada “Papitos” (lición ‘lección’) y Mauricia “la Dura” (alilao ‘alelado’), son pocos casos, al contrario que en Izquierdo: Repóblica, Dimietria, tiniente, menistro, tiniente, meliciano, pleticó, hamos ‘hemos’, piores, entre otros muchos. En los documentos de mano inhábil de la ciudad de Madrid también se ve esta vacilación de vocales, seguramente como reflejo de sus usos; así, en una carta de súplica de una mujer, enviada a la Real Inclusa hacia 1810, dice “la niña no se muría” (Sánchez-Prieto y Vázquez Balonga 2017). Y en una nota de abandono de un recién nacido, conservada en la Hermandad del Refugio, se dice que sus padres son un matremonio (1839). Igualmente, en el discurso de Izquierdo hay numerosas formas acortadas por confluencia vocálica, como Sabusté ‘sabe usted’, mirosté ‘mire usted’, asté ‘a usted’, parriba ‘para arriba’, además del frecuente pa por para.
Dentro del consonantismo, podemos citar la neutralización de líquidas, como branco ‘blanco’. En la documentación de la Hermandad del Refugio podemos encontrar algunos ejemplos de esta misma pronunciación: Frora ‘Flora’ (1817) o rública ‘rúbrica’ (1839). Hay que destacar también es la metátesis de las líquidas, como en “probete” ‘pobrete’. Esta confusión es muy frecuente en el mundo hispánico; se ve en notas de abandono del siglo XVI (“una probe muger” en 1600, Sánchez-Prieto y Flores Ramírez 2005), y en documentos de la Hermandad del Refugio del siglo XIX.
Al igual que en el habla de Mauricia, en José Izquierdo sobresale la omisión de –d- intervocálica, sobre todo en participios: perdío, seguío, maltrajeao. También se produce la omisión de –ada en las formas femeninas: patá, ná. En cuanto al debilitamiento de –d final, se observa en algunos casos como Sabusté ‘Sabe usted’. Además, hay un caso de pronunciación interdental en Madriz ‘Madrid’. Los dos fenómenos se encuentran en la documentación del proyecto ALDICAM: en una petición de 1833, “tengan la vondá”, y Madriz en una nota de 1741, ambas de la Hermandad del Refugio.
Resulta llamativo el cambio de f- a una velar /x/ en el discurso de Izquierdo, único entre los personajes de Fortunata y Jacinta. El empleo lo hace con el verbo ir en pasado: juimos ‘fuimos’, jui ‘fui’. No parece claro este uso, pero sí quizá relacionado con el siguiente, la pronunciación de jierros para ‘hierros’ y junda ‘hunda’. Sobre esto, no hay que olvidar que en el Madrid de mediados del siglo XIX se representaba a los madrileños populares con rasgos “andaluces” como la pronunciación velarizada de h- (García González 2017:39). Otra variante que incluye Galdós es la omisión de –l final como papé, que también debía ser una forma vulgar, también común con las hablas meridionales.
Como un última mención a las consonantes, destacamos que en Izquierdo se refleja la confusión /b/-/g/ en posición inicial en algunas palabras, como golver por ‘volver’ y güelvete ‘vuélvete’. Es posible que la confusión se viera reforzada por la forma conjugada (vuelve-güelve) ya que es frecuente la variación b-g ante el diptongo –we-, como se ve en los documentos del Refugio (guelto, 371, 1738).
Para el léxico, muchos son los elementos que se podrían destacar en Izquierdo[2]. Podemos citar voces de la jerga callejera, como churumbel ‘niño’, una palabra de origen caló que no aparece en un diccionario hasta Alemany 1917, con la marca de “germanía”. Dejamos las últimas líneas para la interjección de sorpresa pa´ chasco, usada por Izquierdo (“Dicen que les van a traer el Alifonso… ¡Pa´chasco!”), pero también por su sobrina Fortunata. Debía ser una expresión generalizada en el habla vulgar madrileña, ya que en la novela Maximiliano intenta que Fortunata deje de usarla: “Repetir en cada instante pa´ chasco es costumbre ordinaria”. El testimonio de la expresión en boca de personajes de sainetes madrileños como La Revoltosa, de José López Silva (1897), parece confirmar su uso en esta esfera social (CORDE)[3]. En cuanto a hostia, en el diccionario de la Academia se recoge como ‘golpe’ e interjección por primera vez en 1984. Sin embargo, debía existir ya, al menos en el habla vulgar, lo que retrasó su incorporación a la lexicografía.
La influencia de las hablas andaluzas en un madrileño como Izquierdo es marcada por el propio Galdós en Fortunata y Jacinta (López 1978):
este modo de hablar de la tierra ha nacido en Madrid de una mixtura entre el dejo andaluz, puesto de moda entre los soldados, y el dejo aragonés, que se asimilan todos los que quieren darse aires varoniles.
Asimismo, los gitanismos llegaron al habla madrileña popular ya desde temprano, ya que están presentes en obras costumbristas desde Ramón de la Cruz (García González 2017:39). Por lo tanto, el personaje de José Izquierdo es caracterizado cuidadosamente con elementos lingüísticos del madrileño popular, pero también de origen andaluz y caló, debido a la influencia que estos tenían en determinados círculos como los toros, la venta de ganado y las milicias, en los que Izquierdo se había movido. Su habla, de esta forma, se alejaría más todavía de la que se representa en las clases altas.
Delfina Vázquez.
- Imagen: Daniel Perea, «El Rastro de Madrid». Publicado en «El Museo Universal» (1859) (Detalle). Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Art_works_by_Daniel_Perea
Para saber más:
- Caudet Roca, Francisco (1989): “José Izquierdo y el Cuarto Estado en Fortunata y Jacinta”, en Actas del Tercer Congreso de Estudios Galdosianos, 2, pp. 25-29. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo de Gran Canaria.
- CORDE= RAE: Corpus Diacrónico del Español. http://www.rae.es/recursos/banco-de-datos/corde
- DLE = RAE: Diccionario de la Lengua Española. <http: //www.rae.es>
- García González, Javier (2017): “El elemento gitano en el habla de Madrid”, en José María Santos Rovira (ed.), Variación lingüística e identidad en el mundo hispanohablante. Lugo: Axac, pp. 31-54.
- López, Joseph (1978): “Deformaciones populacheras en el discurso galdosiano”, en Anales galdosianos, año XIII. <http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/anales-galdosianos–22/html/02551672-82b2-11df-acc7-002185ce6064_55.html#I_37_ >
- Pérez Galdós, Benito (1885-1886): Fortunata y Jacinta. Edición de Domingo Ynduráin, 1993. Madrid: Turner.
- Sánchez-Prieto Borja y Vázquez Balonga, Delfina (2017): “Hacia un corpus de beneficencia en Madrid (siglos XVI-XIX)”, en Scriptum Digital, 6, pp. 83-103.
[1] http://aldicam.blogspot.com/
Estas investigaciones se han recogido en el estudio monográfico de Pedro Sánchez-Prieto y Delfina Vázquez Balonga La beneficencia madrileña. Lengua y discurso en los documentos del siglo XVI a XIX. Esta prevista su publicación próximamente.
[2] Para más información sobre la jerga y otros rasgos del habla de José Izquierdo, ver López (1978).
[3] Hoy la expresión sigue viva en algunas provincias como Toledo. https://matadornetwork.com/es/expresiones-que-solo-los-toledanos-entendemos/